Los migrantes climáticos carecen del estatus de refugiado

Por Caterina Anselmi Kaiser. Traducción: Santiago Campeni

En los últimos años se ha visto un incremento en la preocupación de las consecuencias devastadoras del cambio climático con más y más personas expresando su temor por el futuro.

Para millones de hombres y mujeres (17,2 millones de personas en 144 países y territorios solo en 2018), los efectos del calentamiento global y de las prácticas humanas nocivas no son simplemente una posibilidad aterradora, sino una dura realidad que deben enfrentar. Estas personas que son llamadas “refugiados climáticos” y están siendo forzadas a abandonar sus hogares y moverse a diferentes regiones o países.

A pesar de la seriedad de su condición, estos migrantes no son tratados con el estatus de refugiados, debido a que el cambio climático y las causas ambientales no son consideradas causas de persecución. Este tema está siendo obviamente debatido fuertemente, y ha sido el foco principal del evento “Asuntos Políticos en la Migración Ambiental”. La charla fue dada durante el 2 de diciembre en la COP25 y contó con la participación de Ibrahim Mbamoko, director de Carré Géo & Environnement, Mariam Traore Chazalnoel de la Organización Internacional para las Migraciones, y Alpha Oumar Kaloga, miembro del Comité Ejecutivo de Pérdidas y Daños.

Como Mbamoko ha dicho “las víctimas de la crisis ambiental tienen las mismas estrategias de dispersión que las victimas de conflictos armados”. De hecho, estos dos grupos enfrentan los dos mismos problemas: pobreza, falta de conocimiento de lo que está sucediendo más allá de las fronteras nacionales y una alta probabilidad de ser rechazado de los países de destino.

A pesar de las cuantiosas similaridades, los migrantes climáticos no son considerados refugiados legalmente. De acuerdo con Traore, actualmente el reconocimiento de un estatus internacional vinculante es una opción atractiva. Estos países son generalmente los más adinerados y por lo tanto tienen un mayor poder en las negociaciones. Además, muchos temen que intentar cambiar la Convención de Ginebra, cuyo alcance ya está restringido por las legislaciones nacionales, podría causar más daño a las personas que buscan protección. Finalmente, extender el estatus de refugiado a los migrantes climáticos también sería complicado desde un punto de vista técnico, ya que es difícil identificar el impacto del cambio climático en la decisión de migrar.

La conversación por el reconocimiento de este estatus de refugiado para los migrantes climáticos, acarrea muchas dudas y quizás estaríamos tentados a dejarla de lado.

Ya sea que estemos dispuestos a abordar el problema o no, el desplazamiento inducido por el clima es un fenómeno que está ocurriendo en este momento. Lo que podemos decidir es cómo elegimos lidiar con eso.

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