¿Llenó las expectativas la Cumbre Mundial por la Acción Climática?

Santiago Aldana R.

El pasado 23 de septiembre en Nueva York, los líderes del mundo atendieron el llamado que hizo Antonio Guterres, Secretario General de las Naciones Unidas, para llevar propuestas realistas y concretas para aumentar la ambición de los compromisos hechos en sus Contribuciones Naciones Determinadas, en la Cumbre Mundial por la Acción Climática (Climate Action Summit).

Este encuentro tuvo gran importancia porque abrió las discusiones mundiales sobre la actualización de las metas nacionales para el 2020 en el marco del Acuerdo de París y la necesidad de acelerar la acción climática; esto unido con los preocupantes informes que ha emitido el IPCC (Panel Intergubernamental del Cambio Climático, sus siglas en inglés) y las constantes movilizaciones ciudadanas que se han hecho en diferentes partes del mundo para garantizar escenarios justos y sostenibles para las generaciones futuras. Si bien esta jornada intensiva de un solo día recayó en solo discursos y reuniones bilaterales repetitivas, dentro de ellos se dieron compromisos que, frente a lo originalmente se propuesto en el Acuerdo de París, representan avances pero que aún, como lo dijo el presidente de Chile, Sebastián Piñera, se necesita más voluntad para afrontar esta crisis climática, la cual ha evidenciado que promete prontamente superar las capacidades de la humanidad a punto de llegar a escenarios apocalípticos.

Compromisos destacados de la Cumbre Mundial por la Acción Climática

De los compromisos hechos, se destaca la conformación de una coalición de 66 países que se comprometieron públicamente a ser carbono neutral para el 2050. Dentro de estos países, Chile es quien lidera esta apuesta, unido también con el propósito de llevar a buen término las negociaciones que se esperan cerrar en la COP25, para arrancar la implementación del libro de reglas del Acuerdo de París, del cual principalmente falta cerrar detalles sobre cómo garantizar la transparencia del cumplimiento de las metas en miras de no repetir los errores del Protocolo de Kyoto.

Por otro lado, 30 países se suman al propósito de cerrar sus centrales de producción de carbón, que, si bien es una excelente oportunidad para pensarse en nuevas alternativas de transición energética, abre el debate de la necesidad de que sean más los países que se unan a este propósito, para no generar una responsabilidad diferenciada en generación de gases efecto invernadero. Un caso puntual es el de Colombia, en el que la industria de carbón representa el 10% del comercio mundial, lo que se traduce en un potencial mercado en crecimiento donde efectivamente estaría en sentido contrario al esfuerzo que el mundo está haciendo; que desafortunadamente, aún con países como Estados Unidos y China cuyo compromiso es muy débil en el Acuerdo de París, pueden tentar a países en desarrollo cuyas economías tienen apuestas extractivas, pero que públicamente informan sus esfuerzos por implementar energías renovables no convencionales. De este caso, es importante resaltar que no precisamente por apostar por tecnologías limpias, significa una transición energética justa y comprometida. Esto entra en debate cuando en el discurso del presidente Iván Duque durante la cumbre, afirmó que el aporte de Colombia en la generación de gases efecto invernadero no es significativo, por lo que al país se debe reconocerle como una solución por las extensas áreas protegidas, potenciales sumideros de carbono. Que, en contraste, con la realidad de la política pública que actualmente el gobierno apuesta, está en total contravía al buscar extraer energías extremas a través de técnicas anticuadas y contaminantes como el fracking. Lo que permite proyectar el discurso a que Colombia puede ser un potencial emisor de seguir creyendo en falsa ilusión de desarrollo y al ignorar el principio de una responsabilidad compartida pero diferenciada.

Por otro lado, la Unión Europea se comprometió a duplicar sus aportes al Fondo Verde del Clima, el cual es crucial para financiar más medidas de mitigación y adaptación alrededor del mundo. Como lo expresó el presidente de Francia, Emmanuel Macron, con estos compromisos se alcanzaría un fondo con 7 billones dólares, cuya meta final será llegar a los 10 billones, quien agregó una invitación explicita a países como Estados Unidos y Japón para lograrlo. Asimismo, 59 países se comprometieron a mejorar la ambición de sus Contribuciones Nacionales Determinadas en el 2020 para aceleradamente reducir durante la próxima década la generación de gases efecto invernadero.

Dentro de los discursos, varios mandatarios, como lo hizo explícitamente Alemania, expresaron apostar por promover tecnologías limpias a partir de la innovación en sectores como el transporte y la industria. Por otra parte, países como India se comprometieron a ser parte de la coalición global en energía solar, bajo el mensaje de ir con calma para construir un mapa práctico y sensato para reducir las emisiones nacionales, lo que varios consideraron no ser suficiente bajo los mensajes de urgencia (en espacial por ser de más, el cuarto emisor a nivel mundial). De igual forma, frente a la grave situación de la Amazonía, diferentes líderes expresaron su preocupación por la negligencia de detener la destrucción de este importante ecosistema. Uno de ellos fue el presidente de Francia, el cual expresó que desbloquearía fondos para mitigar la problemática de la Amazonia. Mientras tanto, el presidente de Brasil, al siguiente día declaraba que la Amazonía es un patrimonio nacional y no de la humanidad, y que la situación actual era una estrategia de los medios de comunicación que ratificaban hábitos colonialistas. Simultáneamente, países como Chile, ratificaron la importancia de comprometer al mundo a conservar nuestros bosques y océanos bajo soluciones basadas en la naturaleza, que finalmente no terminaron en compromisos concretos y que quedaron en un llamado a incentivar la promoción de la cooperación internacional.

Dentro de la coalición nombrada ’La Alianza de Ambición Climática 2050’, además de los países, empresas, inversores, ciudades y regiones se comprometieron a trabajar por una neutralidad de emisiones de carbono para 2050, donde se sumaron un total de 102 ciudades, 83 empresas y 12 inversionistas. De estos últimos, uno reconocido fue Bill Gates, quien se comprometió a donar 790 millones de dólares para incentivar medidas de adaptación para pequeños campesinos. Una noticia, que muchos no se la esperaban, era la ratificación del Acuerdo de París de parte de Rusia. Este hecho es crucial pues hace parte de los 10 principales países generadores de gases efecto invernadero. Solo se espera que apoye positiva y proactivamente las negociaciones de la Convención de las Naciones Unidas para Cambio Climático, porque precisamente la ratificación es el primero de los varios pasos para verdaderamente promover acción climática.

Cumbre Juvenil Climática

El Secretario de las Naciones Unidas inició su discurso haciendo un llamado a un efectivo compromiso para afrontar la crisis climática por las futuras generaciones, fue así que justamente convocó paralelamente el 21 de septiembre la Cumbre Juvenil Climática, la cual reunió a líderes juveniles locales de más de 100 países para intercambiar y conectar alternativas y proyectos para así alzar su voz por un llamado a la urgencia. Este espacio visibilizó la importancia de la comunicación, por lo que participaron importantes personalidades que desde sus redes movilizan la acción climática, cuyo trabajo es apoyado por otros jóvenes a través del intercambio de capacidades. Del mismo modo, se destacó la gran apuesta de parte de los jóvenes en formular y desarrollar soluciones basadas en la naturaleza como estrategia de resiliencia y mitigación, además, del alto alcance de la juventud y su incidencia en las negociaciones de cambio climático. Justamente, frente a este último punto, varios jóvenes participaron de jornadas de discusión paralelas con los equipos de delegación de los países sobre financiamiento climático, pérdida y daño y los posibles escenarios de negociación en la COP25.

Adicionalmente, la juventud tuvo la oportunidad de hablar en diferentes espacios a los líderes de todo el mundo. Del globo norte, Greta Thunberg, con un emotivo discurso cuestionó la doble moral de los líderes y recordó lo que está en jugo de no actuar ahora. Del globo Sur, Paloma Costa de Brasil, citó el rol de las comunidades indígenas para resistir la vulnerabilidad climática y se refirió a la delicada situación en la Amazonía donde solicito dejar de orar y mejor tener un compromiso genuino por actuar. Además, declaró que “no me encuentro asustada por defender los bosques”, refiriéndose a la grave situación de violación de derechos humanos a líderes ambientales de toda la región. Asimismo, Bruno Rodríguez de Argentina, en la Cumbre Juvenil del Clima, llamó a atender las declaraciones de los científicos y a fundamentar la acción climática bajo principios de justicia climática y derechos humanos. De la misma forma, recordó que no es solo responsabilidad de las generaciones futuras atender esta crisis climática. Dentro de los expresado en la Cumbre Mundial por la Acción Climática, fueron muy pocos los países que vincularon a los jóvenes en sus compromisos, uno de ellos fue Italia, quien se comprometió el próximo año a realizar la segunda versión de la Cumbre Juvenil del Clima.

Necesitamos voluntad genuina

Este espacio deja un alto sin sabor en la opinión global. Los compromisos no cuentan con un carácter de urgencia y cada vez más preocupa que no exista una voluntad genuina en efectivamente ceder y repensarse en el futuro que la humanidad está construyendo. Parte del constante debate se refiere a qué tanto está la humanidad dispuesta a ceder para resistir a los efectos que, como lo han declarado diferentes investigaciones, superará muy pronto nuestras capacidades de reacción. Pero, si bien no llenó las altas expectativas, abrió el camino a pensarse en un verdadero aumento de ambición. Un ejemplo de esto, se refleja en el compromiso de Escocia de lograr cumplir sus metas nacionales antes del 2045. Por otra parte, esta cumbre se posicionó en la opinión pública, lo que implica una masiva movilización de la sociedad civil y de otros actores de conocer más al respecto y ser parte de la transición. Además, este espacio hizo el llamado a las empresas a participar activamente. Los gobiernos por si solos no podrán afrontar la crisis climática, que bien ha hecho el Secretario de las Naciones Unidas de comunicar este reto así y dejar atrás el concepto simplista de un’cambio climático’.

Ahora, se necesitan menos espacios lujosos y más acción local. Los líderes mundiales deberán volver a sus países para trabajar localmente con sus actores. Como los ecosistemas, este reto es complejo, e implicará profundos debates que deben darse ahora mismo. Finalmente, para aterrizar dichos compromisos, se tendrá una mayor aproximación de cómo será la agenda de la COP25 con la Pre-COP que se llevará en la segunda semana de octubre en Costa Rica. Adicionalmente, desde antes de la Cumbre Mundial por la Acción Climática, se ha adelanto en un posible nuevo acuerdo internacional para la conservación y uso sostenible de la biodiversidad, el cual deberá articularse con la agenda de los Objetivos de Desarrollo Sostenible, que por último serán instrumentos de política internacional necesarios para vincularlos con lo que localmente se impulse.

*Esta nota fue escrita con base en la experiencia de Santiago Aldana Rivera, elegido por las Naciones Unidas juntos a otros 100 jóvenes de todo el mundo para participar como delegado de Colombia en el Youth Climate Summit y el Climate Action Summit.

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