Jóvenes latinoamericanos profundizan la lucha ante la crisis climática

Por María Julia Arana (Bolivia)

La juventud siempre ha estado ligada a los movimientos revolucionarios, desde la seguidilla de rebeliones que estallaron en la década del 70, como el Mayo Francés, el Cordobazo argentino, o las movilizaciones de estudiantes en México y Chile.Hoy en día, esta generación, que llega a los 20 millones de jóvenes de entre 15 y 24 años en América Latina y el Caribe, según el Instituto de Pesquisa Económica Aplicada, de Brasil, se ha visto muchas veces cuestionada por sus formas de comportamiento; pero no por ello ha dejado la lucha como medio de hacer conocer su fortaleza. En los últimos 12 meses, un movimiento global de jóvenes ha mostrado ser una fuerza organizada y activa contra un problema que afecta a todo el planeta: el cambio climático.

Aunque ya se venía gestando, fue la adolescente sueca Greta Thunberg, quien organizó manifestaciones los viernes de 2018 en Estocolmo, para presionar a su gobierno a tratar el cambio climático como una crisis. Su activismo dio nacimiento a Fridays For Future (FFF) que viene demostrando ser  una fuerza global que se organiza y marcha unida para alertar sobre la problemática.

La semilla que germinó

De la mano de un nuevo tipo de indignación, que tiene que ver con la conciencia ambiental,  las juventudes han vuelto al centro de la escena pública, para exigir a los gobiernos mayor ambición para implementar el Acuerdo de París, aprobado en 2015. El movimiento ha llegado a influir en distintas partes del mundo, en especial en América Latina, donde entró rápidamente en acción en distintas ciudades.De la mano de un nuevo tipo de indignación, que tiene que ver con la conciencia ambiental,  las juventudes han vuelto al centro de la escena pública, para exigir a los gobiernos mayor ambición para implementar el Acuerdo de París, aprobado en 2015. El movimiento ha llegado a influir en distintas partes del mundo, en especial en América Latina, donde entró rápidamente en acción en distintas ciudades.

La primera marcha se realizó en marzo y el movimiento logró captar a un gran grupo de jóvenes con convicciones personales y activismo ambiental. Nina Py, de 15 años, cuenta que desde chica se interesaba por el reciclaje y ahora lidera el consejo ambiental de su escuela. Ella inició el movimiento de Fridays for Future en su natal La Paz, Bolivia, primero convocando a sus compañeros de colegio y luego ampliando el alcance gracias a alianzas con universidades de El Alto.”La inspiración de Greta fue importante, porque tenía mi edad y entendía que los jóvenes no tenemos espacio para hablar de lo que pasa en el mundo. Ella nos mostró que se puede marcar diferencia y expresar nuestra opinión no solo en las redes sociales sino también en las calles”, dice.Lo que distingue a Fridays for Future es la convicción de que los jóvenes pueden impulsar un cambio de paradigma en el modelo de desarrollo. El movimiento se organiza en torno a un objetivo común: que los gobiernos declaren la emergencia ambiental en sus países.”Una vez que se declara la crisis, los gobiernos están obligados a actuar para remediarla”, afirma. Para ello se enviaron dos cartas, una al alcalde de La Paz, Luis Revilla, y otra a la autoridad ambiental, para exigir la declaración de emergencia.  “Aún no tuvimos respuesta y falta mucho que hacer para que nos escuchen pero creemos que este año con la COP25 lo lograremos”.

La COP25 es la Conferencia de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático, que este año se realizará en diciembre, en Santiago de Chile. Allí se espera la presencia de más de 25 mil personas.Bolivia es uno de los ocho países más vulnerables al cambio climático, pero la sociedad aún no percibe que “el sur del mundo es el que deberá pagar por las consecuencias de las acciones de los países desarrollados”.

Para la activista, el movimiento juvenil tuvo éxito en su país, por ser una sociedad empoderada que acostumbra protestar en las calles. “Hemos vivido dictaduras, sabemos que la protesta es importante como forma de lucha. Sabemos cómo protestar más activamente y hacernos escuchar”.En este punto coincide Ángela Valenzuela, vocera de Fridays for Future Santiago de Chile, quien cree que el movimiento tuvo éxito en toda América Latina por la historia compartida de lucha y resistencia de la región. “Tenemos la ventaja que hablamos el mismo idioma y compartimos una historia de resistencia similar, compartimos luchas en común y eso nos ayuda a unirnos”. Sin embargo, resalta los grandes desafíos que hay en la región para los activistas ambientales. “Ser activista es ser peligroso en América Latina, muchos son asesinados o reprimidos en las marchas. Hay que tener mucha creatividad y habilidad para ser activista en la región”.

Una actitud que contagia

Ángela tiene 25 años y hace diez que es activista ambiental. Cuando comenzó a organizar marchas en la universidad no había líderes ambientales como Greta y la causa estudiantil por la educación pública en Chile se teñía de verde para reclamar por asuntos de medio ambiente.

Cuando empecé, hace más de 10 años, no había una persona que movilice a las masas, lo que nos movilizaba era la causa climática, el reconocimiento de que el Cambio Climático es un problema grande de la humanidad. Además, me impulsó mi cercanía con la naturaleza. Mi motivación fue la naturaleza misma.

En marzo de este año, Ángela se sumó a Fridays For Future buscando un grupo de jóvenes que compartiera una preocupación común. “Necesitaba un equipo motivado a movilizarse y en Fridays for Future encontré un nido, un espacio de trabajo colectivo. Y esa sigue siendo una de mis mayores motivaciones, el encontrarme con gente que comparte el mismo compromiso”.

Juan David Giraldo, Colombia, coincide con Ángela sobre que el mayor valor del movimiento es su capacidad de organización. “Por primera vez podemos identificarnos con otros jóvenes con un propósito común, tenemos ese don de compartir, de reconocer a los otros como iguales, de ser solidarios. Los adultos se pelean por la política, se dividen, nosotros logramos unirnos por un objetivo, organizarnos en grupos de WhatsApp, en Instagram, y por lo menos en América Latina estamos muy coordinados”. En Colombia, Fridays for Future trabaja por subdivisiones  en regiones. Cada ciudad capital de un departamento organiza su propio FFF, pero luego las demandas al Gobierno Nacional se hacen como bloque. “Por ejemplo, Fridays for Future de Medellín presenta junto con otras ciudades del departamento de Antioquia un pedido de declaración de emergencia climática al gobierno colombiano. En este sentido es que tenemos espíritu de unidad y coordinación”, explica Juan David.

Para los activistas colombianos no basta marchar por las calles; sino ejecutar acciones puntuales en su comunidad. Desde su rol de coordinador regional de Tolima, Iván Mauricio Luna Díaz explica que junto a siete jóvenes también organizan plantones, limpieza de parques, recolección de firmas y otros. “Este mes realizaremos un plantón por la tala de 53 árboles nativos en la ciudad de Ibagué. Estamos rechazando la autorización de la entidad ambiental, para hacer un conjunto residencial”. Como parte de este objetivo, se planea protestas en toda América Latina para la semana del 20 al 27 de septiembre, que coincide con la Cumbre del Clima, que se llevará a cabo en Nueva York, organizada por el Secretario General de Naciones Unidas, Antonio Guterres.

Nina Py, de Bolivia, dice que todas las redes latinoamericanas de Fridays for Future se están organizando para alinear sus actividades, que van desde reforestación hasta días de limpieza. “Hemos hecho llamadas grupales para compartir ideas en el grupo. El objetivo no es sólo marchar, queremos proponer acciones para actuar contra la crisis climática. En Bolivia arranca con protesta estudiantil y finaliza con una huelga general abierta a todo el mundo”.

Más allá de las marchas

El activismo juvenil latinoamericano nace, pero no termina en Fridays for Future. En Bogotá, el movimiento superó las expectativas y se unió a otras organizaciones sociales ambientalistas para lanzar el “Pacto por el clima”, que llama a realizar acciones desde abajo; no solo a partir de la exigencia a los gobiernos, sino también a las empresas y a toda la sociedad civil.Por otra parte,  el movimiento latinoamericano se unió a otras ONG para lanzar una plataforma digital llamada “6dnow”, con el objetivo mostrar todas las acciones que se harán el 6 de diciembre, el primer viernes de la COP25. Todos estos protagonistas tienen altas expectativas sobre la COP25. Por ello, Fridays for Future Chile se unió a la Sociedad Civil por la Acción Climática, una plataforma con cientos de organizaciones,  para organizar una cumbre paralela a la COP, llamada Cumbre Social por la Acción Climática,  ya que se reclama que el espacio que se destina en la COP oficial es para empresas que puedan pagar un stand.

 “El espacio verde en la COP es presentado por el gobierno como la COP ciudadana, como el espacio para la sociedad civil, pero no es realmente un espacio ciudadano y por eso impulsamos un espacio verdadero, una cumbre paralela, que se realizará en un centro cultural cerca de la cumbre principal”, destaca Ángela Valenzuela, vocera de FFF Santiago. Aunque se teme a la represión de la policía chilena, al parecer, y como ya ha sucedido en otras épocas, nada detendrá a los jóvenes.

Publicado originalmente en La Región Bolivia

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