Consecuencias del Cambio Climático: olas de calor cada vez más frecuentes

Por Santiago Campeni, Fundación TierraVida

El cambio climático es un problema transversal que afecta a todas las poblaciones en mayor o menor medida, mediante diferentes fenómenos. Uno de ellos son las olas de calor, que serán cada vez más frecuentes y con temperaturas cada vez más elevadas si no se reducen la emisiones de gases de efecto invernadero a la atmósfera por parte de las diversas actividades humanas.

Efectos y consecuencias de las olas de calor:

Las olas de calor aumentan el riesgo de deshidratación en niños y ancianos, ya que son los que pierden líquido más rápido. Un aumento sostenido en las temperaturas afecta gravemente a esta parte de la población.

Expansión de la zona en la que se mueven los mosquitos incrementando las enfermedades transmitidas por vectores como el Dengue o Zika. Regiones que antes no experimentaban temperaturas tan altas ahora comienzan a sufrirlas generando un ambiente propicio para la propagación de los mosquitos.

Crisis hídrica que puede llevar a su vez a una crisis alimentaria afectando el desarrollo de las poblaciones con menos recursos, y a la vez más vulnerables, con dificultades para el acceso al agua potable.

¿Cómo adaptarse a las olas de calor?

Generar sistemas de alerta temprana que informen a la población cuando haya alerta amarilla, naranja o roja, brindando recomendaciones a la sociedad en general, pero con especial énfasis en los grupos más vulnerables (niños y ancianos), sobre cómo aumentar la hidratación y evitar la exposición al sol en los horarios de mayor insolación.

Generar campañas de “Descacharrado”, es decir sacar todo lo que pueda almacenar agua (neumáticos, baldes, macetas, etc), para evitar que los mosquitos pongan huevos y se proliferen. Otras acciones abarcan cambiar, por ejemplo, el agua de las mascotas y de los floreros una vez al día; y fumigar las zonas propensas a tener mosquitos como parques y plazas.

Crear obras de infraestructura que aseguren el acceso al agua potable a los ciudadanos de una manera sustentable, donde se asegure el suministro para las generaciones futuras, siendo uno de los puntos clave el uso y consumo responsable de este recurso vital para el desarrollo de la vida.

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