Un día más – SP Buscando los detalles de una buena vida

““No te voy a extrañar, pero jamás debo olvidar, no pudiste venir por mí cuando estaba llorando en la selva”. Libertades”, Juan Son.

Texto: Mariano Figuera – Venezuela

Peças: Gabriela Díaz Velasco – Colombia

“Role em República”, Pintura sobre acrílico, 2023. Gabriela Díaz Velasco (Bogotá, Colombia, 1992).

Según la nostalgia del día, podemos dormir abrazando una almohada con la pierna, recostar nuestra cabeza sobre un osito de peluche o construir un iglú con el cobertor y cubrirnos de pies a cabeza. Son tres fórmulas para sobrevivir a la época de incertidumbres elegidas que trae consigo migrar. Cerrar los ojos y despertar a mitad de un sueño bonito para “existir” en el mundo de los pix, las deudas y los algoritmos del amor virtual. Apagar la alarma del despertador es sustituír la luz del sol por la de la pantalla del teléfono celular. Comer sin apetito porque el desayuno es “la comida más importante del día”. Tomar un vaso de jugo, marca 100% naranja, con un marketing tan mentiroso como los acuerdos del poliamorheterosexual. Cepillarnos los dientes frente al espejo y usar glitter durante todo el año, excepto en carnaval. Lavarse las manos con abundante jabón, mojarse el cabello como en un comercial de los noventa y sin querer o por descuido, mojarse el cuello de la camisa.

Calzarse los zapatos. Observar el pronóstico del clima en la app antes de salir, un día en São Paulo contiene varios microclimas. Ignorar los mensajes. Guardar en el bolso el almuerzo, una banana, un paraguas y un cuaderno de hojas blancas para rayar. Abrir y cerrar la puerta. Comprar mentitas en la banca de la esquina de tu casa. Repetir por tercera vez la canción triste que te hace sentir bien. Mirar a los ojos a los perros de la calle. Mirar a los lados antes de cruzar. “Existe amor en São Paulo” está escrito en una pared.

Entrar en el metro. La máscara volvió a ser obligatoria. Ver los combos de tiempo y coxinhas “disponibles” de todos los tamaños. Descubrir que el tiempo cambia de dirección a cada rato, que a veces te lleva y otras veces te trae. A veces puedes estar en Bogotá y otras veces en Santa Cecilia tomando una cerveza original. Puedes atravesar el laberinto de concreto en minutos. Caminar entre el ruido de la gente y no ver personas sino paletas de colores.

Llegar a tu destino aburrido y contar las siete horas y cuarenta y nueve minutos que te faltan para escapar. Dibujar en la libreta mientras la imagen del computador carga. Dibujar una coxinha gigante y peligrosa. Pensar en la estética de los talleres automotrices. Comer otra mentita. Cerrar los ojos por quince segundos. Recordar las cosas buenas “con cariño intenso”. Abrirlos y volver. Trabajar entre la anodina rutina adulta, el fetiche humano de sentirse útil y amor CLT. Saber que en el capitalismo de los afectos , todos somos desechables. Tomarse una selfie con un gato y merendar con un café y un pan de queijo. Percibir que el tiempo pasa en un abrir y cerrar de ojos. Mirar por primera vez el sol en el cielo al mediodía. Conversar sobre cualquier cosa con un desconocido casual, lo que suelen ser los compañeros de trabajo. Los días están llenos de rutina y filosofía barata, el alimento de los soñadores. Hablar del cansancio, “en esta ciudad parece que siempre lo estás”, es un estado habitual.

Claro, São Paulo es una máquina, vivimos sobre una correa que nos lleva directo al triturador y cuando eres inmigrante estás al borde de esa bandeja, a punto de caerte al vacío, lejos de ser parte del producto final, llevándote contigo tu “sotaque”. A la mitad de la tarde se acaban las mentitas; son como píldoras para acelerar el tiempo. Levantar el cuerpo de la silla, hacer la coreografía de despedida. Evitar que volver sea parte de la rutina, romantizar el retorno. Sobrevivir, existir, vivir, huir, sufrir, sorprenderse dibujar y bailar son sinónimos en la urbe de polvo y concreto. “No dejes de ver a los lados”, “Apura el paso, adelántate”, “Detente”, “Me dices tu pix”; son advertencias o “dicas” de supervivencia que te enseña a gritos la ciudad de las saudades y el rivotril con receta del SUS . Luego puedes volver a tu escondite, pintar, comer con hambre y construir tu propio mapa de auto-recomendaciones para esperar “mais um dia”.

Sobre la artista

Gabriela Díaz Velasco vive y trabaja entre Bogotá (Colombia) y São Paulo (Brasil).

Es artista visual y trabajadora de arte. Desde la facultad donde estudió Artes Visuales ha participado en varias exposiciones colectivas e individuales, también en diferentes programas de formación artística, así como en algunos colectivos y grupos de articulación. Además de la producción de su obra plástica, que es su principal foco de desarrollo e investigación, también ha trabajado en: coordinación, investigación, educación, desarrollo visual y asistencia a diversos proyectos, artistas y espacios artísticos y culturales entre Colombia, Argentina y Brasil. Actualmente forma parte del Grupo de articulación de arte contemporánea BASA INDEX coordinada por el curador brasileiro Lucas Pexao.

La exposición de pinturas de Gabriela Díaz Velasco, “Otro día SP – Buscando los detalles de una buena vida”, estuvo en exhibición en la galería Canto – Centro Cultural, en São Paulo, del 3 de marzo al 7 de mayo de 2023, con curaduría del artista Juan Pablo Mapeto (Chile) y texto crítico del artista Mariano Figuera (Venezuela). Aquí, algunas imágenes de la exposición:

“Impuesto a la lengua”, Pintura sobre acrílico, 2023. Gabriela Díaz Velasco (Bogotá, Colombia, 1992).

“Sí quiero”, Pintura sobre acrílico, 2023. Gabriela Díaz Velasco (Bogotá, Colombia, 1992).

“Paseo tranquilo”, Pintura sobre acrílico, 2023. Gabriela Díaz Velasco (Bogotá, Colombia, 1992).
“Hogar dulce hogar”, Pintura sobre acrílico, 2023. Gabriela Díaz Velasco (Bogotá, Colombia, 1992).

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