Las poblaciones indígenas son fundamentales para la conservación de la naturaleza

La relación entre los pueblos indígenas y las llamadas Soluciones Basadas en la Naturaleza es tema de debate en la Conferencia de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático en Dubái. Los expertos hablan de la necesidad de integrar en un enfoque único la lucha contra el cambio climático, la protección de la biodiversidad, los derechos humanos y la restauración de los ecosistemas.

Por Francesca Roseo y Federica Baldo

Traducido por Tatiana Chaparro

Por primera vez en la COP27 en Sharm El Sheikh, las Soluciones Basadas en la Naturaleza (NBS, por sus siglas en inglés) se incluyeron en los textos decisivos. Específicamente, el Plan de Implementación de Sharm el-Sheikh incluyó el término Soluciones Basadas en la Naturaleza en la sección dedicada a los bosques, pero esto no es suficiente. Las NBS no se refieren solo a los bosques, sino a todos los ecosistemas, incluidos aquellos dentro de las áreas urbanas. Por esta razón, limitar las soluciones basadas en la naturaleza solo a los bosques puede ser peligroso, corriendo el riesgo de centrar los planes de reforestación en la lucha contra el cambio climático y descuidar la necesidad de la eliminación gradual de los combustibles fósiles y la protección de todos los ecosistemas.

En el evento de la Conferencia de las Naciones Unidas sobre el Clima (COP28) en Dubái “Moving forward on NbS and Ecosystem-based Approaches for Adaptation”, celebrado en el Pabellón de la UICN, cinco expertos hablaron de la necesidad de integrar en un enfoque único la lucha contra el cambio climático, la protección de la biodiversidad, los derechos humanos y la restauración de los ecosistemas. Estamos viviendo en un mundo en el que la naturaleza está experimentando presiones nunca vistas antes: muchos ecosistemas terrestres en todo el mundo ya no son capaces de adaptarse a los cambios debidos a las actividades humanas y están destinados al colapso. Es claro que los gobiernos no están abordando el problema como deberían y que faltan los fondos necesarios para desarrollar proyectos no solo de mitigación, sino también de adaptación para garantizar la seguridad alimentaria, la salud humana y la conservación de la biodiversidad a través de intervenciones basadas en la ciencia orientadas a la salvaguardia de todos los ecosistemas.

Figura 1. Representación gráfica de la Solución Basada en la Naturaleza.

Las acciones que no siguen las pautas propuestas por el documento de la UICN “Estándar Global para NbS” pueden resultar perjudiciales para la biodiversidad, pero también para las personas, especialmente para los pueblos indígenas. El punto central de las intervenciones de NBS debe estar suficientemente documentado, considerando la complejidad del tema y proporcionando beneficios sociales. Las poblaciones indígenas deben desempeñar un papel central en los procesos decisionales de la COP28, ya que ya se encargan de la protección del 80% de la biodiversidad del planeta.

En este sentido, las poblaciones indígenas y las comunidades locales de todo el mundo deben ser reconocidas como grandes protagonistas en la adaptación al cambio climático y la conservación de los ecosistemas naturales. Como habitantes activos de sus tierras, poseen un conocimiento y comprensión profundas de los ecosistemas en los que viven, con siglos de prácticas sostenibles de uso del suelo transmitidas de generación en generación. Fundan toda su existencia en una concepción cíclica de la vida y la simbiosis entre la especie humana y la naturaleza, dominando técnicas tradicionales como el uso de plantas con fines terapéuticos y nociones sobre cuándo y cómo recolectar y sembrar, así como criar ganado.

Contrariamente a lo que se pueda pensar, la conciencia de estas comunidades sobre el entorno que las rodea es sofisticada y no tiene nada que envidiar al conocimiento científico moderno más prestigioso. El conocimiento de la tierra para los indígenas de todo el mundo es inseparable de su cultura y espiritualidad propias de estas comunidades. Conservar no es solo un acto ecológico, sino también y sobre todo cultural y espiritual.

La resiliencia y la capacidad de adaptación que caracterizan a los pueblos indígenas se derivan principalmente de tres factores: siglos de experiencia y conocimiento transmitido, observación cuidadosa y ayuda colectiva. El trabajo realizado por estos grupos minoritarios se basa en el aprendizaje mutuo de las mejores prácticas, especialmente entre las mujeres de la comunidad, donde se siente y se internaliza profundamente el sentido de hermandad y apoyo mutuo.

Combinando las prácticas indígenas tradicionales y las conservacionistas modernas, se puede lograr un enfoque holístico, más completo y eficaz, que beneficiará no solo al medio ambiente, sino también a nosotros mismos como especie humana. Para que el bagaje de conocimientos de las comunidades indígenas realmente pueda fluir en los procesos científicos más respetados, es indispensable proporcionarles las herramientas para acceder a los circuitos de toma de decisiones y otorgar confianza y credibilidad a este tipo de conocimiento, poniendo fin de una vez por todas a su marginación.

El sólido e indisoluble vínculo entre las comunidades y los territorios se basa en una relación de cuidado mutuo. Este vínculo está garantizado y protegido siempre que se les garantice el derecho a la tierra (los llamados derechos de tenencia de la tierra). En un contexto donde las poblaciones indígenas han quedado como las únicas capaces de conservar la biodiversidad, cuestionar este derecho significaría condenar al planeta al deterioro de sus ecosistemas. Porque está claro, ninguna porción de las emisiones globales se puede atribuir a las actividades indígenas y esto significa necesariamente que son ellos los mejores guardianes y conservadores y el mejor modelo a seguir para nosotros.

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