Expectativas para la COP 28 y el Papel Líder de Brasil

Por Daniele Savietto

Traducido por Tatiana Chaparro

La próxima Conferencia de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático, conocida como la COP, comenzará el 30 de noviembre y, en esta ocasión, de manera algo controvertida, se llevará a cabo en Dubái, Emiratos Árabes Unidos.

Después de cuatro años de un gobierno negacionista que resultó ineficaz, existe la expectativa de que esta COP sea una oportunidad para que Brasil vuelva a asumir un papel líder en las negociaciones y utilice su diplomacia para mediar entre las necesidades de los países en desarrollo y las restricciones de los países desarrollados.

Específicamente, esto implica mediar en el establecimiento de nuevas fuentes de financiamiento, así como abogar por aumentos en las asignaciones de fondos existentes, reconociendo la necesidad de recursos financieros significativamente mayores.

Esta situación presenta un problema antiguo en un contexto nuevo y más desafiante, especialmente debido a dos factores: la polarización política entre los países en relación con el conflicto Israel-Palestina y los daños materiales e inmateriales que el cambio climático ya está causando en los países.

¿Qué esperar de la COP 28 en Dubái?

Esta será una COP compleja. Aunque la economía de Dubái ahora está diversificada, no podemos ignorar que su desarrollo fue impulsado por la industria petrolera. Bajo el lema “Reuniendo a la comunidad internacional en la encrucijada del mundo”, el país anfitrión da la bienvenida a la comunidad internacional con un mensaje de bienvenida del presidente de las negociaciones de este año, Sultan Al Jaber, quien dice:

“(…) Juntos, priorizaremos esfuerzos para acelerar las reducciones de emisiones a través de una transición energética pragmática, reformar el uso del suelo y transformar los sistemas alimentarios. Trabajaremos para movilizar soluciones para países vulnerables, operacionalizar pérdidas y daños y ofrecer la Conferencia más inclusiva posible”. – H.E. Dr. Sultan Ahmed Al Jaber, Presidente Designado para la COP28 UAE

El término ‘pragmático’ lleva un peso significativo en el contexto de la transición energética. ¿Este pragmatismo se alinea con los objetivos financieros de la industria petrolera? Desde un punto de vista ambiental, el objetivo realista sería haber alcanzado cero emisiones ya.

Además, ¿cómo definen ‘la COP más inclusiva de la historia’? ¿Inclusividad para quién, especialmente en uno de los países más caros del mundo? Se espera que esta COP amplíe las oportunidades de participación para la sociedad civil y el sector privado, con el objetivo de desarrollar agendas conjuntas con plazos más transparentes.

Actualmente, estamos experimentando un período de fragmentación global, evidente en el país anfitrión que aún no está decidido para la próxima conferencia, resaltando los desafíos para llegar a un consenso entre las partes.

Recientemente, el Instituto Clima e Sociedade Brazil realizó la primera parte de un curso para periodistas sobre la COP28. En este curso, el negociador brasileño Matheus Bastos (Segundo Secretario del Ministerio de Relaciones Exteriores y negociador brasileño para el Financiamiento Climático en la UNFCCC) enfatizó que esta conferencia se centrará en establecer un nuevo objetivo climático, aumentar los montos de financiamiento y establecer los parámetros del Fondo de Pérdidas y Daños, creado en la COP27 en Egipto el año pasado.

Además, podemos anticipar:

Presión significativa de la industria petrolera:

Como se mencionó al principio del artículo, esta COP es controvertida ya que se celebra en uno de los países productores de petróleo más grandes del mundo. Tal ubicación podría considerarse pragmática si nuestras opciones se limitaran a naciones sostenibles.

Sin embargo, un movimiento particularmente polémico fue el nombramiento de Sultan Al Jaber, CEO de la empresa estatal de petróleo, como presidente de las negociaciones de la conferencia por parte de los Emiratos Árabes Unidos. Esta designación se asemeja a asignarle al zorro la guardia del gallinero, una decisión que ha sido criticada por numerosos activistas.

Esta situación presenta una conferencia climática, destinada a facilitar la negociación de reducciones de emisiones, en una nación que ha prosperado financieramente como uno de los principales contribuyentes a la crisis climática, y liderada por una persona al mando de esta misma industria. El escenario casi parece un guión de una película.

Como resultado, podemos anticipar sólidos esfuerzos de cabildeo por parte del sector petrolero y la búsqueda de acuerdos destinados a frenar la transición energética, sin eliminar completamente el uso del petróleo.

Fondo de Pérdidas y Daños

Como discutimos anteriormente, la última sesión de la COP marcó un hito significativo con el acuerdo para establecer un fondo adicional de Pérdidas y Daños, aclamado como un gran triunfo de la conferencia. Este fondo está diseñado para brindar apoyo a los países más vulnerables que ya sufren las consecuencias de los impactos del cambio climático.

Este fue un tema clave destacado por Matheus Bastos, especialmente dada la novedad del fondo. Representa un paso hacia la justicia climática, reconociendo que los países menos responsables del cambio climático son a menudo los más afectados por él.

Inicialmente, se espera que este fondo sea gestionado bajo los auspicios del Banco Mundial durante los próximos cuatro años. Sin embargo, hay desafíos que abordar, especialmente en cuanto al acceso universal al fondo. Por ejemplo, algunos países, como Cuba, no tienen acceso al Banco Mundial, lo que requiere el establecimiento de condiciones específicas por parte del consejo del Banco Mundial para garantizar un acceso inclusivo.

Además, se espera que las naciones desarrolladas asuman un papel líder en el apoyo a este fondo, alineándose con los principios de justicia climática. Por lo tanto, un objetivo clave de esta conferencia es establecer pautas claras y parámetros operativos sobre cómo funcionará este fondo”.

Financiamiento Climático

Este es un tema formal en la agenda de la COP28. El Acuerdo de París estipuló que los países desarrollados deberían contribuir con $100 mil millones anuales para combatir el cambio climático, un objetivo que hasta la fecha no se ha cumplido.

Sin embargo, Matheus Bastos también señaló que esta cantidad es insuficiente. Según un estudio presentado en 2019, esta cifra debe duplicarse para 2025.

La preocupación radica en si los países podrían acordar duplicar la cantidad para 2025, pero no hay garantía de que este financiamiento realmente llegue a los países en desarrollo.

Contribuciones Determinadas a Nivel Nacional (NDC)

Las NDC son compromisos de los países para reducir sus emisiones de gases de efecto invernadero, siendo un componente clave del Acuerdo de París firmado en 2015. Estos compromisos representan los objetivos específicos de reducción de emisiones que cada país signatario se ha comprometido a alcanzar.

Asistí a mi primera COP en 2013, y desde entonces, ha habido un llamado constante para que los países adopten objetivos más ambiciosos. En términos prácticos, esto implicaría establecer objetivos más altos para reducir las emisiones de gases de efecto invernadero. Lograr estos objetivos mejorados requerirá una mayor presión de la sociedad civil, abogando por compromisos más significativos.

Nuestra defensa debe basarse en datos sólidos, ya que nuestra confianza está en la evidencia científica. Los últimos hallazgos del Panel Intergubernamental sobre Cambio Climático de las Naciones Unidas (IPCC) sugieren que las emisiones globales deben reducirse al menos un 43% para 2030 para cumplir con los objetivos climáticos.

La discusión sobre establecer objetivos nuevos y más ambiciosos es una parte crucial de la agenda de la COP28. Está claro que debemos apuntar a metas significativamente más desafiantes e impactantes.

¿Y el Papel de Brasil en Todo Esto?

Emergiendo de las cenizas dejadas por su administración anterior (y hay, de hecho, muchas cenizas después de una desregulación ambiental generalizada), Brasil está listo para recuperar un papel destacado en la COP de este año. Existe la expectativa de que Brasil utilice su influencia política para forjar conexiones en este paisaje global fragmentado.

El presidente Lula ha confirmado su asistencia, junto con la Ministra de Medio Ambiente, Marina Silva, quien ha sido reconocida como una de las 100 personas más influyentes a nivel mundial en asuntos relacionados con el cambio climático.

Brasil cuenta con una matriz energética relativamente limpia, y los datos de este año muestran una disminución de la deforestación y, por ende, una reducción de las emisiones. Este progreso puede haber sido menos desafiante dadas las altas tasas de deforestación bajo la administración de Bolsonaro.

Después de la Cumbre del Amazonas, Brasil se ha comprometido con una representación sólida, aunque temas clave como la no explotación de petróleo en la Amazonía estuvieron notablemente ausentes de la Declaración de Belém resultante.

Además, el Senado brasileño discutirá ‘Desafíos de Brasil en la COP 28’ el martes 21. El objetivo es que los senadores presenten sus propuestas relacionadas con el cambio climático. Queda por verse quién se atreverá a desafiar al influyente sector agroindustrial en la sesión plenaria, un sector que continúa guiando muchas políticas públicas en Brasil.

Matheus Basto ha señalado que Brasil enfrentará un escrutinio significativo dentro del comité de Pérdidas y Daños, especialmente en lo que respecta a pérdidas no económicas como la biodiversidad y los impactos culturales en las comunidades tradicionales, temas que aún no se han abordado a fondo.

Por último, esta COP también sentará las bases para la COP 30, que está programada para llevarse a cabo en Brasil, preparando el terreno para el papel futuro de Brasil en las discusiones climáticas globales.

Conclusión:

Ante todas las críticas que son sin duda necesarias, esta reunión continúa siendo una arena crucial para profundizar en las discusiones y avanzar en temas críticos, como establecer objetivos de reducción de gases de efecto invernadero para 2030, acelerar la transición a fuentes de energía renovable y garantizar la distribución efectiva de recursos financieros de los países desarrollados a los países en desarrollo.

En un nivel personal, tiendo a creer que un logro sustancial sería el establecimiento concreto del fondo de Pérdidas y Daños, completo con objetivos y plazos definitivos. Al final, el meollo de muchos de estos problemas gira en torno a las implicaciones financieras.

Esta situación plantea una pregunta profunda y quizás la más desafiante: ¿Es posible instigar una transformación significativa y sostenible dentro del mismo sistema financiero que ha sido instrumental en crear estos dilemas ambientales? ¿El sistema capitalista tiene la clave de una solución genuina?

Mi optimismo descansa en el poder del esfuerzo humano colectivo. Hay esperanza en esta diversa reunión de individuos de todos los rincones del mundo, cada uno aportando sus perspectivas culturales únicas, experiencias de desafíos distintos y soluciones innovadoras. Esta confluencia de diversidad podría ser potencialmente el lugar de nacimiento de un nuevo y revolucionario paradigma. Necesitamos un cambio radical, y esta podría ser la oportunidad para que tal transformación eche raíces.

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