COP28: ¿Una Conferencia sobre el Clima “anabolizada” en Dubai?

La Conferencia sobre el Clima de Dubai (COP28) ya está marcada en la historia por sus dimensiones colosales. Sin embargo, en lugar de ampliar la participación y representación de la sociedad global en las negociaciones, ¿estamos tal vez vaciando esas discusiones y dejando espacio para que las empresas y los lobistas celebren?

Por Bruno Toledo Hisamoto*

Traducido por Tatiana Chaparro

La creciente atención a la cuestión climática ha convertido las Conferencias de la ONU sobre el Clima (COP) en eventos comparables a los festivales más grandes del planeta, capaces de acoger a más de 100,000 personas. Pero, ¿puede ser este el camino hacia un proceso decisional más participativo a través de COP tan sobredimensionadas? La COP28 ya se perfila como la Conferencia de los excesos. Todo parece excesivo. Mucha gente, muchas cuestiones negociadas, muchas salas, muchos pabellones… ¡realmente demasiado! Para que te hagas una idea, el complejo Expo City Dubai que alberga la COP ocupa más de 3 km2. Alrededor de 100,000 personas, entre negociadores, observadores, activistas, lobistas, empleados, etc., circulan en su interior.

Es la COP más grande jamás realizada en términos de participantes y tamaño del espacio. A diferencia de Sharm el-Sheikh del año pasado, todo está organizado. Los entornos, los flujos de personas, la infraestructura para la comida, la conexión wifi. Los pabellones nacionales están ubicados en edificios específicos para cada país, con habitaciones, baños y otras comodidades propias. Además de la organización, es la opulencia lo que llama la atención.

El espacio de la COP cuenta con varios restaurantes, desde opciones de comida más sencilla hasta la cocina más refinada, con precios bastante altos. Para facilitar los desplazamientos, los organizadores han puesto a disposición carritos de golf para que las personas lleguen a los espacios deseados sin sudar demasiado. El aire acondicionado, elemento esencial en un país de clima desértico, también es muy potente.

COP insostenible

Todo esto es positivo, pero el crecimiento de las COP en los últimos años nos está llevando a una situación insostenible. Pocos países, incluso entre los más ricos, tienen los recursos financieros e infraestructurales para organizar algo de esta magnitud. Es un costo muy elevado para un evento con posibilidades limitadas de retorno, del cual los organizadores difícilmente saldrán con balances positivos. Es por esto que Alemania ha dejado claro que no está dispuesta a albergar la COP29 en 2024. Esto era una posibilidad en caso de que los países de Europa del Este no llegaran a un acuerdo sobre el anfitrión de la próxima Conferencia: al final, Azerbaiyán se ofreció como sede y fue elegido.

Según las reglas de la Convención Marco de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático (UNFCCC, por sus siglas en inglés), cuando no hay acuerdo sobre el anfitrión, la COP se organiza de todos modos en la sede de su Secretariado, en la ciudad alemana de Bonn. El propio gobierno alemán considera que no tiene los recursos financieros para organizar el evento en la magnitud que ha tomado en los últimos años, citando problemas fiscales.

Además, es importante destacar que la mayor parte de esta expansión de las estructuras de las COP no ha ocurrido debido a una mayor participación de los gobiernos o de la sociedad civil, sino más bien de las empresas y, como ahora sabemos, de los lobistas de la industria de los combustibles fósiles y de la agroalimentaria internacional. El avance de las empresas en la COP ha transformado el evento en una gran feria comercial, una oportunidad para buscar nuevos negocios, verdes o teñidos de verde. En la práctica, los tradicionales límites entre los espacios de negociación (zona azul, en el lenguaje de la ONU) y los de discusión pública (zona verde) se han superado.

La zona azul sobredimensionada está concentrando la masa de personas que participan en la COP, mientras que la zona verde vaciada se convierte en un parque con poca atención por parte del público. En las condiciones actuales, las COP se están convirtiendo en eventos cada vez más complejos y costosos, con pocos países capaces de absorber el impacto. Esto es ciertamente motivo de preocupación para Brasil, que albergará la COP30 en 2025.

Es muy difícil imaginar algo similar a la COP28 sucediendo en Belém, incluso con dos años de preparación. Al mismo tiempo, debemos discutir hasta qué punto estas conferencias enormes son útiles para abordar la crisis climática. ¿Estas COP, al igual que la Copa del Mundo, no son quizás excesivas? En lugar de ampliar la participación y la representatividad de la sociedad global en las negociaciones, ¿estamos dando espacio a las empresas y a los lobistas para celebrar? Dubai nos muestra que podríamos haber alcanzado un límite para las COP.

* Bruno Toledo Hisamoto es doctor en Relaciones Internacionales por la Universidad de Sao Paulo (USP), profesor de política y economía internacional, en un artículo publicado por Climainfo.org.

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