COP28: Resiliencia climática y el futuro de Tuvalu

La delegación de un país que simboliza la amenaza existencial del cambio climático revela su plan de adaptación “extrema” en Dubai y hace un llamado firme a una acción de mitigación más fuerte.

Por Lavinia Laiti

Traducido por Tatiana Chaparro

Antes de mudarse a Tuvalu, Naomi Maheu creció en Filipinas; luego estudió en Nueva Zelanda durante algunos años, pero eligió regresar y ahora trabaja para el Ministerio de Asuntos Exteriores de Tuvalu. Mientras muestra una reconstrucción tridimensional del atolón Funafuti, la ciudad capital de su país, e ilustra qué áreas podrían inundarse en el futuro, dependiendo de diferentes escenarios de aumento del nivel del mar, dice: “He vivido en otros lugares y seguramente tienen más recursos y más oportunidades, pero Tuvalu es mi hogar y es donde quiero vivir”.

Tuvalu es una nación polinesia compuesta por 9 atolones, a medio camino entre las islas Hawái y Australia en el Océano Pacífico. Con un área de solo 26 km², es el cuarto país más pequeño del mundo. La elevación máxima de la tierra es solo de 4,5 m sobre el nivel del mar, lo que lo hace particularmente vulnerable al aumento del nivel del mar causado por el cambio climático, especialmente durante la marea alta.

En el peor de los casos, es decir, si las emisiones globales de gases de efecto invernadero continúan aumentando, para 2050 el 50% de la ciudad capital será inundada por inundaciones diarias, y para el final del siglo el 95% del territorio lo estará. El riesgo, entonces, es la pérdida completa de Tuvalu, acompañada de la migración forzada de sus habitantes, convirtiendo a este pequeño país en un símbolo de las consecuencias extremas de los impactos del cambio climático y lo que significa el término “pérdida y daño”, a pesar de su responsabilidad histórica prácticamente nula en cuanto a su contribución a las emisiones de gases de efecto invernadero y al calentamiento global.

Durante la COP26 en Glasgow en 2021, la provocación amarga del entonces Ministro de Tuvalu, Simon Kofe, quien en un mensaje de video se dirigió a la comunidad internacional frente a micrófonos y banderas con traje y corbata pero con los pantalones arremangados y los pies sumergidos en el mar, ganó mucha visibilidad, denunciando las consecuencias de la inacción climática y el destino común de los pequeños estados insulares del Pacífico.

En un segundo mensaje de video, un año después en la COP27, Kofe incluso habló de crear un gemelo digital de Tuvalu como extrema ratio: “A medida que nuestra tierra desaparece, no tenemos más opción que convertirnos en la primera nación digital del mundo. Nuestra tierra, nuestro océano, nuestra cultura, son los activos más preciosos de nuestra gente. Y para mantenerlos a salvo de daños, pase lo que pase en el mundo físico, los moveremos a la nube. Pieza por pieza, preservamos nuestro país, brindaremos consuelo a nuestra gente y recordaremos a nuestros hijos y nietos cómo era nuestro hogar”.

El gobierno de Tuvalu presentó por primera vez en la COP27 su nuevo Plan de Adaptación a Largo Plazo, desarrollado con el apoyo del Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD) y conocido en el idioma tuvariano como “Te Lafiga o Tuvalu”, o el “Refugio de Tuvalu”. Las acciones de adaptación bajo el Plan incluyen la recuperación de un área elevada de aproximadamente 4 km² en el principal atolón Funafuti, donde las personas y la infraestructura clave serán reubicadas gradualmente, así como intervenciones para el suministro sostenible de agua, mayor seguridad alimentaria y energética, y mayor resistencia a inundaciones y tormentas. Se espera que el proyecto de consolidación y extensión costera, con estudios preliminares que se espera se completen en 2024, sea financiado por el Fondo Verde para el Clima, el fondo creado por la Convención Marco de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático para financiar acciones climáticas transformadoras en países en desarrollo, así como por los gobiernos de Tuvalu y Australia. Este es el primer plan de adaptación nacional técnicamente factible y basado en la ciencia, consistente con las proyecciones de aumento del nivel del mar para 2100.

“Sobre 6.000 personas viven en Funafuti”, explica Naomi, “aproximadamente la mitad de la población total, cuyas casas están concentradas en un lado de la pista de aterrizaje que atraviesa toda la isla. El conocimiento tradicional de los lugareños se evidencia en el hecho de que la zona históricamente más poblada sigue siendo más seca, mientras que las áreas circundantes son cada vez más propensas a inundaciones y erosión costera. Mientras esperamos la implementación completa del Plan de Adaptación a Largo Plazo, el gobierno de Tuvalu ya ha recuperado más de 7 hectáreas de nuevo suelo arenoso elevado justo frente a esta área, gracias al apoyo del PNUD y de una empresa de ingeniería australiana.

De hecho, ¡los tuvaluanos no están en absoluto inactivos frente al cambio climático! Como dice el lema de una de sus manifestaciones en la COP28 en Dubai: “No nos estamos ahogando, estamos luchando”. La participación de la delegación de Tuvalu en la COP28 pretende reiterar el llamado a una acción de mitigación global más ambiciosa y fuerte, y al mismo tiempo, presentar al mundo las estrategias de adaptación delineadas en el Plan, que se describió el 6 de diciembre en el pabellón del Centro Global para la Movilidad Climática, una asociación patrocinada por la ONU para abordar el problema de la migración y el abandono de los países de origen debido a los impactos de la crisis climática.

La última pregunta a Naomi se refiere a la noticia muy reciente de un acuerdo con Australia, que se espera otorgue “asilo climático” a quienes abandonen Tuvalu. “Las negociaciones están en una etapa temprana y el acuerdo aún no ha sido ratificado oficialmente”, señala. “La elección de emigrar en el futuro será puramente individual, y inicialmente Australia aceptará de todos modos no más de 280 personas por año”. Algunos tuvaluanos ya están probando esta opción, pasando períodos cortos de trabajo en Nueva Zelanda y Australia, pero ella, y muchos de sus compatriotas, ahora esperan poder vivir durante mucho tiempo en lo que es su hogar, gracias a este plan ambicioso pero muy concreto.

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