COP 26: ¡Te estamos observando!

Un relato de nuestra primera semana en Glasgow, donde el mundo está a la espera de decisiones que marquen una época 

por Elisa Lunardelli

Traducción: Mariano Figuera 

Es domingo por la mañana, suena “Paradise” de George Ezdra en mi teléfono, abro los ojos y miro tímidamente la habitación del albergue. Estoy en Edimburgo (Reino Unido), es 31 de octubre y  es el primer día de la COP26. Un escalofrío me recorre la espalda y me termina de despertar. Estoy emocionada: es el comienzo de una nueva aventura. Mis compañeros de habitación, también participantes en el proyecto “Visto climático”, ya están despiertos y, torpemente, intentamos encontrar la manera de abrir las maletas, movernos rápido y hacernos la prueba de flujo lateral del coronavirus que formará parte de nuestra rutina diaria.

Pronto son las 9:15 y nuestro tren a Glasgow está saliendo. Muchas personas viajan con nosotros: representantes políticos e institucionales, observadores, científicos y periodistas. Todos estamos entusiasmados. Al salir de la estación central de Glasgow, hay autobuses eléctricos y una típica llovizna escocesa. Al cabo de unos minutos, estamos en la Zona Azul. “Pasaporte y resultado negativo de la prueba Covid, por favor”, puertas estrechas, colas en zigzag, controles tipo aeropuerto, reconocer el registro, la placa, “somos observadores oficiales”, más controles, y finalmente el primer pabellón: la zona de Acción.

El primer día está dedicado a la adaptación: hay pasillos interminables, enormes salas de plenos, tiendas, restaurantes, plantas, cabinas telefónicas, instalaciones artísticas, sofás, escaleras mecánicas, incontables aseos, gente multiétnica, todos hablando diferentes idiomas, todos desconcertados como nosotros. Sentimos curiosidad por todo, nos detenemos en cada puesto, hacemos fotos y grabamos miles de vídeos. Este es un mundo completamente nuevo: es vasto y variado y no podemos esperar a mostrárselo a los que nos siguen en las redes sociales. Hoy no ha habido evento, ni visita a la Zona Verde porque sigue cerrada: el Centro de Ciencias de Glasgow se abrirá al público en los próximos días.

Es de noche cuando salimos después de nuestra primera sesión informativa. Cenar juntos es estupendo: compartimos lo aprendido, nuestros pensamientos, impresiones y opiniones, debatimos y nos preguntamos sobre la organización de la COP26 y sus negociaciones, sobre su eficacia, utilidad e importancia para el mundo. 

La semana pasa rápidamente mientras la vemos correr detrás de la ventanilla del tren, entre el verde intenso de la campiña escocesa. Cuando estoy súper cansada me apoyo en la almohada, sonrío: ¡qué oportunidad! Formamos parte de un mecanismo gigantesco que hace apenas diez años era de puertas cerradas. Tenemos la posibilidad de asistir a las sesiones plenarias, de participar en actos organizados por la sociedad civil, las empresas, los Estados, tenemos la oportunidad de conocer a activistas, periodistas, observadores de todo el mundo. 

Para nuestro equipo de la Agencia Joven de Noticias es difícil decidir entre el incontable número de eventos que se ofrecen, elegir qué y cómo narrarlos. No es fácil tener una visión límpida y completa de lo que ocurre. Trabajar en equipo es útil porque cada uno puede profundizar en lo que le interesa, aprovechar sus competencias, discutir con los demás sobre las percepciones y los temas que surgen de las conferencias. 

Esta semana escribimos artículos y publicamos fotos y vídeos en Instagram y Facebook. No solo informamos de lo decidido por los Estados, sino que también destacamos las historias y los detalles que no se pueden encontrar fácilmente en los periódicos.

Por un lado, describimos los importantes compromisos de los países con respecto a la detención de la deforestación para 2030, la reducción de las emisiones de metano en un 30% para 2030 o la eliminación gradual de la energía del carbón. Por otro lado, hablamos de los recursos renovables, de los pueblos indígenas de la Amazonia, del papel de los líderes religiosos o de los jóvenes en la lucha contra el cambio climático, de la importancia de la educación medioambiental para todas las generaciones, de las experiencias de quienes decidieron llegar a la COP26 en bicicleta.

La primera mañana me llegó un mensaje: “¡¡Hola Eli!! Que tengas una buena experiencia. Gracias por lo que estás haciendo“. Esta es la perspectiva desde la que estoy tratando de vivir esta COP: agradecida por la impagable oportunidad de ver de cerca este enorme esfuerzo diplomático, tratando de reflexionar críticamente sobre lo que estoy viviendo, y narrándolo a los que me acompañan desde sus casas.

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