El mañana está aquí : Brasil se ocupa de los impactos del cambio climático
Por Elisa Calliari
La selva amazónica, el pulmón verde de la tierra, está en peligro y esto no es una noticia nueva. Lo que la gente no comprende del todo es la gravedad del problema: en los últimos treinta años, hemos perdido una superficie equivalente a dos alemanias, ¡dos alemanias! Principalmente como resultado de la conversión de bosques en tierras agrícolas.
Este proceso tiene efectos devastadores: implica la pérdida de hábitats para miles de especies y de medios de vida tradicionales para los pueblos indígenas que dependen de los servicios y productos que proporcionan los bosques. Asimismo, tiene enormes consecuencias sobre el clima, y esto nos afecta a todos, de hecho, cuando deforestamos nos estamos deshaciendo de uno de los aliados más preciados que tenemos en la lucha contra el cambio climático, ya que, son los bosques los que absorben anualmente alrededor de un tercio de las emisiones de carbono resultantes de la combustión de combustibles fósiles. Además, cuando se corta un árbol, se libera todo el CO2 que había almacenado anteriormente, contribuyendo aún más al calentamiento global.
Brasil se encuentra en la posición incómoda de ser la víctima y la responsable de los impactos adversos del cambio climático que enfrenta actualmente. Hoy, en el pabellón brasileño de la COP24, asistimos al pre-lanzamiento del documental “El Mañana ha llegado: el drama de los brasileños afectados por el cambio climático”, de la Articulação dos Povos Indígenas do Brasil (Apib), Artigo 19, Conectas Direitos Humanos, Engajamundo, Greenpeace, Instituto Alana y el Instituto Socioambiental (ISA). La película muestra una serie de casos emblemáticos: desde los daños sufridos por las comunidades costeras que dependen de la producción de ostras como resultado del aumento de la temperatura del agua; hasta los centros urbanos afectados por las mareas de tormenta y las comunidades indígenas del Amazonas amenazadas por incendios forestales.
Proteger el bosque amazónico es, por lo tanto, una prioridad no solo para quienes realmente viven allí, sino también para la comunidad internacional en su conjunto. Los pueblos indígenas pueden y deben tener un papel central en este proceso. Como explicó Nara Baré, líder de COIAB (Coordinación de Organizaciones Indígenas de la Amazonia Brasileña) al final de su investigación, no se trata solo de valorar sus conocimientos tradicionales para preservar el bosque, se trata de reconocer el bosque como un elemento central de su identidad: “A menudo nos llaman los guardianes del bosque, pero no somos los guardianes: somos el bosque. Sin nuestro territorio, no podríamos existir”.