“Al otro lado del río”
La brecha (no sólo física) entre la Zona Azul y la Zona Verde dividida por el caudal del Clyde
Por Mayra Boscato
Traducción: Mariano Figuera
El 1 de noviembre se puso en marcha la vigésimo sexta edición de la “Conferencia de las Partes sobre el Cambio Climático” en Glasgow. En la Zona Azul de la ciudad, tiene lugar la “Cumbre de Líderes Mundiales” donde presidentes y representantes, tanto de gobiernos como de organizaciones científicas y medios informativos, se han reunido para expresar sus preocupaciones y objetivos de cara a negociar estrategias para enfrentar el cambio climático. Al mismo tiempo y a menos de una milla de distancia, está la Zona Verde, espacio dedicado especialmente a la sociedad civil: donde distintos grupos de la sociedad pueden intercambiar puntos de vista y expresarse, a la vez que jóvenes artistas de todo el mundo exponen sus trabajos en relación a la temática que los convida a este encuentro, todos los eventos incluyen están dirigidos al público visitante, con el objetivo final de concientizar a las personas de todas las edades sobre los retos que se presentan en el presente ante los cambios climáticos.
Así, mientras la Zona Azul está dedicada a los delegados, la prensa y a los observadores de las ONG´s, Alok Sharma, Presidente de la COP26, observaba que “la ventana para mantenerse dentro de 1,5 grados se está cerrando”; la Zona Verde, al otro lado del río Clyde, se llenaba de clases de niños y jóvenes entusiasmados por participar en juegos interactivos y películas.
La Zona Verde representa una posibilidad increíble para la sociedad civil, que no sólo puede hacer oír su voz, sino que puede participar realmente en un acontecimiento cuyo resultado determinará el destino de la humanidad. La acción de la Asamblea de Ciudadanos Globales se centra precisamente en esta urgencia: es un proyecto mundial que incluye a más de cincuenta países y que pretende dar “un asiento en la mesa” de la negociación a cada individuo. Helganna Trantes, la portavoz alemana, subraya en su discurso que la protección del planeta es esencial, porque “si destruimos el ecosistema, el ecosistema nos destruirá a nosotros”. Son muchos los ciudadanos de todo el mundo que han participado en la Asamblea con la intención de difundir la necesidad del cambio de cada ser humano. Las imágenes que aparecen en la pantalla representan a muchas comunidades de pequeños pueblos reunidos: de esas fotos se desprende toda su diligencia, esfuerzo y deseo de luchar y conseguir un planeta mejor. El mensaje es claro: es necesario tomar una decisión severa ya que, como destacó Trantes, “necesitamos a la naturaleza, pero la naturaleza no nos necesita”.
Caminando por los pabellones de la Zona Verde se siente el entusiasmo, las ganas de conocer, de profundizar, de entender las cosas y de esforzarse por cambiar, cambiando el rumbo de la propia vida para participar efectivamente en la transformación. “Me comprometo a utilizar cápsulas reutilizables para reducir los residuos”, “me comprometo a utilizar más el autobús y la bicicleta”, “comeré menos carne”: estos son sólo algunos ejemplos de compromisos escritos y pegados en el muro de compromisos instalado por Sainsbury’s, uno de los principales patrocinadores de la Conferencia. Sky, otro de los patrocinadores, ha actuado en la estela de Sainsbury, que, habiendo preparado ya unos pequeños discos de compromisos, invita al público a coger uno y adjuntarlo en correspondencia a los países de origen del gran mapa dispuesto por el pabellón.
Dando por sentado que el propósito de la Zona Verde es hacer oír la voz de la sociedad civil, y de aquellas voces que durante mucho tiempo no fueron escuchadas, como la de las mujeres. Así, Nicole Scott, astronauta de la NASA, subraya la relevancia de la diversidad en todas sus formas. “Las mujeres tienen un papel crucial en la lucha contra el cambio climático y la Zona Verde parece ser consciente de ello: un espacio considerable para exposiciones y eventos que están dedicados a las mujeres en su diversidad”.
Varias voces están presentes en el evento “Observadores de la Tierra”, donde las mujeres son los personajes principales. protagonistas. Jessie, una cineasta keniana, destaca que ser activista a veces puede ser peligroso, pero al mismo tiempo es necesario, pues contar historias es más importante. Diaka no está en la sala, más está presente de manera virtual, a través de videoconferencia, no pudo participar en persona porque “está al sur del mundo”, según ironiza. Anastasia es agricultora y apuesta en la importancia de trabajar con la naturaleza y no contra ella. quién vive en una granja autosustentable y pone la fuerza en la importancia de trabajar con la naturaleza y no contra ella. “Nuestro planeta tiene que ser protegido: si somos amenazados es fundamental prepararnos” esta es la lección aprendida por Nicole durante sus misiones en el espacio, donde tener buenos compañeros de viaje era todo.
Una vez que pones un pie en la Zona Verde, afortunadamente, tienes la sensación de estar en buena compañía, rodeado de gente que se preocupa mucho, que quiere trabajar duro en el cambio pero que, al mismo tiempo, pide respuestas, acciones inmediatas, concretas y decididas de los del “otro lado del río”.
Antònio Guterres, Secretario General de las Naciones Unidas, declaró que la “Asamblea de Ciudadanos del Mundo es una forma práctica de mostrar cómo podemos acelerar la acción a través de la solidaridad y el poder de la gente”. La sociedad civil ha demostrado y sigue demostrando ser capaz de desempeñar su papel pero, como afirmó el Secretario, “ahora es el momento de que los líderes nacionales se pongan en pie y cumplan”.
En la ciudad de Glasgow, el río Clyde separa la Zona Azul de la Zona Verde: sin embargo, el puente que conecta ambas zonas está cerrado. En cambio, es crucial que el puente entre los delegados y la sociedad civil, aún no probado, pueda instituirse y reforzarse para lograr el cambio.