Migrar siendo joven en América Latina Parte 2: Por qué migran las personas jóvenes

Por: Paloma Marisol Carreño Acuña (México)

Las juventudes se desplazan en el territorio acompañadas por personas adultas y también de forma independiente; pero derivado de la visión adultocéntrica del mundo, se han observado poco las causas particulares que les motivan a migrar o las que les impiden quedarse en sus países o comunidades cuando así lo desean. Esas causas pueden ser diferentes a las de las personas adultas, o similares, pero con implicaciones exacerbadas para las juventudes que enfrentan barreras específicas por su edad.

Si bien la escala y el ritmo de crecimiento de la migración es difícil de predecir, se sabe que está relacionada con eventos agudos como inestabilidad grave, crisis económica y conflictos (1). Esto es relevante cuando hablamos de América Latina y el Caribe (ALC), la región más desigual del mundo, donde el 72.5% de las personas que migraron se desplazaron dentro de la misma región (2) y donde las juventudes representan el 25% de la población total, equivalente a 165 millones de personas (3).

Dentro de ALC los tres países con más emigrantes son México (11.8 millones), Colombia (2.9 millones) y Venezuela (2.5 millones) (4). En los tres, existe una gran presencia del sector juvenil, sin embargo, cuando los factores de expulsión de las juventudes migrantes, es decir, todo aquello que los motiva a irse (5) o que les impide quedarse, se miran desde una posición adultocéntrica,  se invisibiliza un contexto de pobreza, discriminación, falta de oportunidades, precarización del trabajo, violencia, inseguridad, desintegración familiar, degradación ambiental, y violencia sexual/reproductiva en los países, frente al cual las juventudes se encuentran en situación de especial vulnerabilidad.

Las condiciones de vulnerabilidad son situaciones estructurales de naturaleza social, familiar, cultural, económica y política, vinculadas con el ejercicio del poder, que colocan a ciertas personas o grupos en mayor riesgo de sufrir una violación a sus derechos humanos (6). El ACNUDH ha señalado que las personas migrantes no son intrínsecamente vulnerables ni carecen de [resiliencia] y capacidad de actuación. Su vulnerabilidad es el resultado de múltiples formas de discriminación interrelacionadas, que pueden coexistir, influir y exacerbarse entre ellas, imponiendo límites y desequilibrios en el disfrute de los derechos (7). Como la xenofobia y el adultocentrismo, dos de las opresiones que enfrentan las juventudes migrantes.

Esas relaciones de poder desiguales en función de la edad, tanto en la familia, sociedad, como a nivel institucional, forman parte de las causas que originan la migración juvenil y los desplazamientos forzados.

Por ejemplo:

  • Juventudes que migran porque sufren violencia familiar, en un contexto en que se inculca una obligación de callar, obedecer y respetar ciegamente a nuestros padres/madres.
  • Juventudes que huyen de comunidades que les discriminan y violentan por su orientación o identidad de género derivado de ideas anacrónicas sobre la sexualidad.
  • Juventudes que migran por falta de oportunidades en países donde se accede de forma desigual a la educación de calidad, hay brechas de género, desempleo, no se cuenta con seguridad social, se acosa sin consecuencias, se precariza y explota a las juventudes y aparte de todo, se les criminaliza.
  • Juventudes que emigran de países donde además de no poder participar sustantivamente en política o en las decisiones que les afectan, son reprimidas, perseguidas, desaparecidas y asesinadas por opinar.
  • Juventudes que migran porque a pesar de que les digan que “son el futuro”, son amenazadas en el presente con una falta de corresponsabilidad generacional en la gestión del cambio climático y fenómenos ambientales que las afectan de forma diferenciada.
  • Juventudes mujeres que migran por huir de la violencia de género en sus familias y comunidades, en contextos donde las leyes siguen reproduciendo estigmas y protegiendo a los agresores.
  • Las juventudes son vulneradas mucho antes de siquiera pensar en migrar, por esas estructuras de opresión, que se convierten en causas centrales de su movilidad y que les generan problemáticas específicas durante sus trayectos.

Muchas personas migrantes buscan refugio fuera de su país de origen porque tienen un temor fundado de persecución ante la posibilidad de sufrir un daño por su color de piel, religión, nacionalidad, pertenencia a un grupo determinado u opinión política. Cuando se trata de personas jóvenes, algunas formas específicas de persecución son: el reclutamiento forzoso, trata de personas, violencia doméstica, matrimonio forzado, trabajo infantil, trabajo forzoso, explotación sexual, o ser víctimas de pandillas organizadas (15).

Muchas otras son desplazadas al interior de sus países, obligadas a huir de sus hogares por conflictos, persecución, violencia, violaciones de derechos humanos, desastres y serios eventos de disturbios públicos. En ALC se registraron índices de desplazamiento forzado durante el 2019 nunca vistos: 79.5 millones de personas desplazadas, de las cuales 45.7 millones lo fueron a raíz de conflictos, violencia y desastres (16).

En esos contextos violentos y desiguales, su edad implica mayores barreras para evitar, resistir, afrontar un daño, o recuperarse de él (8).

Existen factores que incrementan los riesgos de sufrir violaciones a los derechos humanos, como migrar sin acompañamiento o por canales no regulares (10), pero es necesario visibilizar que la migración irregular, también es resultado de políticas fronterizas restrictivas. Son estas las que los colocan en riesgo de sufrir explotación sexual, reclutamiento de fuerzas armadas, trabajo infantil, privación de la libertad, explotación sexual, trata, prostitución, detenciones y deportaciones masivas, etc. (11) durante su trayecto. Tan solo el 2016, en la frontera entre Estados Unidos y México, la Patrulla de Fronteras (USBP) detuvo a cerca de 60.000 niñas y niños no acompañados, de los cuales el 61% provenían de El Salvador y Guatemala (12).

Muchos de los países con políticas migratorias restrictivas se benefician de la migración irregular porque les provee de una mano de obra barata. La agricultura de subsistencia, por ejemplo, concentra el 70% de la niñez en situación de trabajo infantil, que los expone a largas jornadas laborales, trabajos pesados y manipulación de herramientas peligrosas sin un equipo de protección adecuado (14).

Las personas que migran son diversas, por lo que lo son también sus causas. Es necesario mirar la migración con un enfoque diferenciado, que nos permita ver las desigualdades y violencias que enfrentan las personas jóvenes que migran y al mismo tiempo posibilite activar nuestra corresponsabilidad y exigencia.

Próximamente: Parte 3: Gobernanza de la migración con enfoque de juventudes

Imagen tomada de: Migrantes de otro mundo

Referencias

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