La política climática es una política transversal

Marina Silva se reúne con representantes del movimiento negro y se compromete a hacer frente al racismo medioambiental.

Por: Amanda Costa, desde Sharm El Sheikh (Egipto)

Traducción: Wendy Toro

Habla la belleza climática 🙂 

Asistir a la Conferencia de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático, la COP27 en Egipto, es una locura. LITERALMENTE te encuentras con personas que toman decisiones, que admiras o que alimentan ese rencor lol.

Estar aquí puede ser un momento muy estratégico para hacer política, presentar demandas e incluso establecer reuniones privadas, donde los representantes de un movimiento tienen un poco más de privacidad para compartir agendas e impulsar acciones.

Y ahora, con la elección de Luiz Inácio Lula da Silva como nuevo presidente de Brasil, hay una sensación de gran expectativa para los próximos cuatro años. En este nuevo gobierno, creo que Brasil volverá a ser un actor importante en la escena internacional, posicionándose de nuevo como defensor del medio ambiente.

Pero no podemos seguir aceptando una causa cooptada por una élite blanca, privilegiada y mayoritariamente masculina, ¿verdad? Necesitamos aportar diversidad al debate, ampliar los espacios de discusión y fomentar los canales de diálogo, especialmente entre la sociedad civil y los políticos electos, ya sean diputados federales o gobernadores.

Con este espíritu, la Coalición Negra por los Derechos y la Coordinadora Nacional de Articulación de Quilombos (CONAQ) se reunieron con la recién elegida diputada Marina Silva, con el objetivo de presentar las demandas del pueblo negro brasileño, tanto en el campo como en la ciudad.

Según los dirigentes de la sala, para ser eficaces al hacerle frente a la crisis climática es fundamental reconstruir el INCRA – Instituto Nacional de Colonización y Reforma Agraria (ya es hora de cambiar este nombre, ¿no? 🤡) y la Fundación Palmares, teniendo a personas que están en la primera línea de la lucha popular ocupando también puestos de liderazgo en estas instituciones.

En los últimos años, el debate sobre el racismo ambiental ha cobrado fuerza en la sociedad brasileña. Pero, ¿ha tenido el término un amplio acceso en las ciudades y en el campo?

[meme – nãaaao]

¡Tenemos que hacer visible esta agenda en el próximo gobierno! 

Las comunidades quilombolas tienen un papel esencial en la preservación de los biomas brasileños. Son guardianes invisibles del bosque y llevan mucho tiempo sufriendo la deforestación, la minería ilegal y las grandes empresas.

Hoy en día hay unas 1.200 empresas que se superponen a los territorios quilombolas, amenazando la vida de estas poblaciones y la biodiversidad que existe en estos espacios.

Al mismo tiempo, tenemos que mirar a las periferias, las comunidades y los barrios marginales. Muchos habitantes del campo, buscando una mejor calidad de vida en las ciudades, emigraron al contexto urbano. Garantizar una vida digna a estas personas es lo mínimo que debería hacer el gobierno brasileño.

Nuestra lucha no es sólo por el medio ambiente o la ecología, sino por la vida. Necesitamos unir fuerzas para detener los retrocesos del último gobierno e implementar una política de preservación de los territorios que garantice los derechos básicos del pueblo negro brasileño.

Marina Silva se comprometió a colaborar en la lucha en su mandato. Según la diputada, “la lucha medioambiental es una lucha inclusiva e histórica y necesita una articulación transversal y multisectorial para llevarse a cabo”.

“No estoy aquí para calentar una silla. Estoy aquí para hacer lo que es correcto y justo”. (Marina Silva)

Pero lo realmente oficial es que en un mundo capitalista, los que protegen son los que tienen dinero. En Glasgow, de los 100.000 millones negociados sólo 2.000 millones se destinaron a los pueblos tradicionales que protegen los bosques.

Es muy poco, ¿no?

Por eso es tan importante territorializar la agenda y contar con el apoyo federal en la aplicación de los acuerdos. El presidente Lula da Silva ya ha dicho que la política climática será transversal, es decir, centrada en el reconocimiento de la diversidad presente en las minorías activas de la sociedad (política de mujeres, jóvenes, pueblos indígenas, comunidades quilombolas, etc.).

Estamos viviendo un momento muy complejo en Brasil. Hemos visto el avance del Bolsonarismo, una política fundamentalista de extrema derecha que ha separado a la sociedad brasileña. Sin embargo, queremos la reconciliación. 

Que se queden con la agenda del odio, nosotros queremos la agenda de la paz. Sé que será necesario un esfuerzo gigantesco para estabilizar este país, pero con esperanza, amor y una política climática antirracista podremos reconstruir nuestro Brasil.

“Nuestra lucha es complementaria. Estamos completos y nos ayudamos en la totalidad de lo que somos”. (Marina Silva)

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