La educación como herramienta de transformación social para contrarrestar la crisis climática

Autora:

Eliana Arias

La crisis ecológica es una realidad latente que vive el planeta Tierra, en efecto se evidencia la necesidad de mitigar, adaptar y reconocer las pérdidas y daños desde la acción climática inmediata. La niñez constituye uno de los grupos intergeneracionales más vulnerables ante el cambio climático desde todas las aristas, también es uno de los grupos más potenciales para contrarrestarlo a través de la educación climática y la educación ambiental. 

Los niños y niñas viven en un entorno continuo de aprendizaje en el que exploran sus múltiples habilidades y capacidades, de este modo son agentes efectivos de cambio para la garantía de todas las formas de vida.  

Tomada de: RCN Radio

La educación es la mejor vía para organizar la transformación ambiental. Esta determina nuestro comportamiento por lo que comprende el impulso de las destrezas y las estructuras cognitivas que permiten que los estímulos sensoriales y la  percepción de la realidad, revele información valiosa como conocimiento de construcción y reconstrucción, valores y costumbres (Martínez, 2010). 

Según la UNESCO (2010), la mejor manera de modificar comportamientos a favor de las buenas prácticas ambientales, está basada en la educación desde la primera infancia, a través de la formalidad o informalidad especialmente en la creación de conciencia y comprensión sobre el cambio climático. 

La crisis climática también es una crisis de derechos de la infancia. Desde 1989 se reconoce la importancia de un ambiente sano y seguro para la niñez en la Convención sobre los Derechos del Niño (CDN) otorgándoles derechos ecológicos. En 1992, la Declaratoria de Río afirmó el rol indispensable de los niños en el logro de un desarrollo sostenible. Por otro lado, la Convención Marco de las Naciones Unidas y el Protocolo de Kyoto señalan la necesidad de educar e involucrar a todas las partes en lo relativo al cambio climático, así, como en el último informe del Grupo Intergubernamental de Expertos sobre el Cambio Climático (IPCC por sus siglas en inglés) (2022), los expertos  hacen un llamado a la pronta acción de todos los individuos. 

La educación ambiental, y en particular la educación climática​, ​debe enfatizarse en las causas, consecuencias e importancia del conocimiento sobre el cambio climático (Guamán & Espinoza, 2022). Esto conlleva a un proceso estratégico que debe iniciar desde las edades tempranas para aumentar el nivel de conocimientos, promover convicciones y actitudes que garanticen una responsabilidad ecológica de los humanos; por ejemplo, a través del uso de materiales reciclados, siembra de árboles, ahorro hídrico, amor y cuidado a los animales, etc. 

UNICEF (2021) sugiere “Proporcionar a los niños educación sobre el clima y competencias ecológicas, ya que son fundamentales para su adaptación y su preparación ante los efectos del cambio climático”. 

En Colombia, La ley de Acción Climática establece, entre otras medidas, la incorporación a 2030 del tema de cambio climático en la educación formal (preescolar, básica primaria y secundaria, media y superior) y en la educación para el trabajo y el desarrollo humano; sin duda se constituye en un reto significativo para la educación en Colombia dada las complejidades existentes. Sin embargo, mantiene la ambición climática del país ante su evidente  y particular vulnerabilidad a los efectos de este fenómeno. 

Alrededor de todos los compromisos adoptados, es preciso mencionar la vulnerabilidad climática de los niños, niñas y jóvenes, UNICEF (2021) afirma que la crisis climática es una crisis de derechos del niño, asimismo presenta datos preocupantes de la infancia de acuerdo al Índice de Riesgo Climático de los Niños (CCRI) en su mayoría clasificados como “muy alto riesgo” debido a la combinación letal de exposición a múltiples disturbios climáticos y medioambientales con la alta​​ vulnerabilidad debido a la deficiencia en los servicios esenciales, como el agua y el saneamiento, la atención de la salud y la educación. 

Cuadro de textoCuadro de textoFuente: Eliana Arias

Los niños y las niñas viven en un entorno continuo de aprendizaje en el que exploran sus múltiples habilidades y capacidades. Los niños y las niñas pueden considerarse     potenciales  investigadores por naturaleza (Riviera & Coronado, 2015), su instinto de curiosidad y su exploración sensorial   hacen que sean muy permeables al conocimiento y al método científico; de acuerdo a​​ SINC (2012) los niños y niñas  cuando atraviesan algún tipo de problema y deben tomar alguna decisión, formulan hipótesis, infieren causas y aprenden a partir de la estadística y la observación, métodos que los convierten en “pequeños científicos”; de este modo el llamado al planteamiento de soluciones a las emergencias climáticas pueden estar precedidas por pensamientos desde la infancia. 

Sin duda, la aplicabilidad del método científico​​ y el análisis​​ es un puente para el pensamiento crítico, que pueden desarrollar fácilmente los pequeños haciéndose más conscientes de su entorno, las realidades ambientales, las vulnerabilidades ante los efectos del cambio climático y la trazabilidad de los impactos en la Tierra. 

Desde una simple excursión​,​ los niños y las niñas comprenden mejor su ambiente, reconocen su riqueza natural, y asimismo identifican las características ambientales deficientes de su entorno. 

Si bien es cierto​ que​ habitamos en un planeta con recursos finitos y limitados, el imaginario de los niños y las niñas no comprende ​límites​, esto nos sugiere​​ el aprovechamiento​ de​ su ingenio para la acción climática, dado que sus visiones pueden ser ejes orientadores para contextos futuros, dimensionamiento de efectos y planificación de soluciones.  

Además​,​​​ los pequeños son receptivos​,​​​​​ replican información (UNESCO, 2022)​ y​​​ comunican de forma más efectiva, es muy común que un niño o una niña después de recibir una información ​​o recomendación para actuar ante cualquier problemática quieran divulgarlo y expresarlo con más personas para que también actúen; esto respalda significativamente el llamado global a la acción inmediata para la sostenibilidad ambiental del planeta. 

La imaginación está anclada a la creatividad, en este sentido la creatividad es otro de los ingredientes de la receta para aumentar la motivación y mejorar el aprendizaje desde la ciencia. 

Es cierto que la educación​ ​ ambiental ​​formal e informal es ​​una​ ​ estrategia​ ​ importante ​​en  la ​​transición ​​a ​​una ​​nueva ​​fase ​​ecológica orientada hacia​ ​ el cambio de actitudes y conductas, participación responsable, reflexión de conocimientos​,​ construcción y  reconstrucción​​ y​​ el​​ desarrollo ​​de ​​las ​​capacidades ​​individuales ​​y​​ colectivas favorables con el entorno; pero debe estar alineado con las estrategias ​​políticas y sociales de cada territorio. 

El estímulo de la conciencia crítica y pensamiento ambiental desde los niños y niñas, representa una visión esperanzadora respecto a los pronósticos limitantes del planeta y sus recursos, de allí la importancia de reconocer, fortalecer y aprovechar las potencialidades de la infancia para la construcción de sostenibilidad desde las futuras generaciones, y así posicionar mayor ​​efectividad de las metas y objetivos definidos globalmente ​​para afrontar la crisis climática. 

Ingeniera ambiental y activista, Mujer por la Justicia Climática – Norte de Santander (Barranquilla + 20), miembro en Corporación Defensora del Agua, Territorio y Ecosistemas (CORDATEC) y en Alianza Colombia libre de Fracking (ACLF)

Ocaña, Norte de Santander, Colombia

Referencias 

ANLA (2021). Ley de acción climática. https://www.anla.gov.co/eureka/normatividad/2902-ley-de-accion-climatica  

Alison Gopnik. “Scientific Thinking in Young Children: Theoretical Advances, Empirical Research, and Policy Implications”. Science. 27 de septiembre de 2012. Vol 337. 10.1126/science.1223416 

Gómez, V. J. G., & Freire, E. E. E. (2022). Educación para el cambio climático. Revista Metropolitana de Ciencias Aplicadas, 5(2), 17-24. 

Guamán Gómez, V. J., & Espinoza Freire, E. E. (2022). Educación para el cambio climático.  

Revista Metropolitana de  Ciencias Aplicadas, 5(2), 17-24. 

IPCC (2022). Sexto informe de evaluación del IPCC: Cambio Climático 2022. https://www.ipcc.ch/report/ar6/wg2/  

Martínez Castillo, R. (2010). La importancia de la educación ambiental ante la problemática actual. Revista Electrónica Educare, 14(1), 97-111. https://doi.org/10.15359/ree.14-1.9  

ONU (1992). Convención Marco de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático. 

ONU (1992). La declaración del Río sobre el Medio Ambiente y el Desarrollo. Río de Janeiro República Federativa del Brasil., aprobada en Estocolmo el, 16

Rivera, G. O., & Coronado, M. L. C. (2015). La formación científica en los primeros años de escolaridad. Panorama, 9(17), 10-23. 

SINC (2012). El pensamiento infantil es científico. https://www.agenciasinc.es/Noticias/El-pensamiento-infantil-es-cientifico  

UNESCO (2020). Observación y evaluación en la educación de la primera infancia. https://unesdoc.unesco.org/ark:/48223/pf0000116350_spa  

Unicef. (2012). Educación sobre el cambio climático y el medio ambiente. 

Unicef (2021). Niños y niñas de América Latina y el Caribe. https://www.unicef.org/lac/comunicados-prensa/ninos-ninas-america-latina-y-caribe-expuestos-cambio-climatico  

UNFCC (1997). Protocolo de Kyoto. https://unfccc.int/es/kyoto_protocol 

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