El discurso de Lula en la COP27 es un soplo de esperanza

El Presidente electo de Brasil se une a los líderes mundiales el miércoles y da un discurso a los que insisten en creer en un futuro ambientalmente justo.

Por: Daniele Savietto

Traducción: Wendy Toro

El recién elegido presidente Lula da Silva llegó a la COP27 y ya ha conmovido a todos los que creen que los espacios de poder aún pueden ser ocupados por quienes buscan soluciones justas a los problemas que la humanidad enfrenta en conjunto.  

El antiguo y próximo presidente de Brasil declaró: “Esta invitación, hecha a un presidente recién elegido incluso antes de su toma de posesión, es el reconocimiento de que el mundo tiene prisa por ver a Brasil participando de nuevo en los debates sobre el futuro del planeta y de todos los seres que lo habitan”.

Y esta urgencia por tener a Brasil en el escenario de las negociaciones no es gratuita, después de todo han sido 4 años de desmantelamiento ambiental practicado intencionalmente por la actual gestión brasileña. Además de acciones que ignoraron a quienes más necesitan de las políticas públicas. 

Y la conciencia de que no hay más tiempo que perder está presente en las palabras de Lula: “Gastamos billones de dólares en guerras que sólo traen destrucción y muerte, mientras 900 millones de personas en todo el mundo no tienen nada que comer. Vivimos en un momento de múltiples crisis: crecientes tensiones geopolíticas, regreso del riesgo de guerra nuclear, crisis de suministro de alimentos y energía, erosión de la biodiversidad, aumento intolerable de la desigualdad”. 

Y, entendiendo la posición estratégica que ocupa Brasil, ya que sigue estando entre las 20 mayores economías del mundo y con la 7 mayor población, dijo Lula:

“Estoy aquí hoy para decir que Brasil está dispuesto a unirse de nuevo a los esfuerzos para construir un planeta más sano. De un mundo más justo, capaz de acoger con dignidad a la totalidad de sus habitantes, y no sólo a una minoría privilegiada”.

Afirmando además su intención de construir una política inclusiva, más allá de los números, pero con una preocupación humana, en sus palabras: “Volver a cooperar con los países más pobres, especialmente en África, con inversiones y transferencia de tecnología”.

Además, fue consciente y estuvo atento a los problemas que nos esperan, como las eminentes enfermedades que son consecuencia del desastre medioambiental:

“Según las proyecciones, entre 2030 y 2050 el calentamiento global podría causar aproximadamente 250.000 muertes adicionales al año, por malnutrición, malaria, diarrea y estrés causado por el calor excesivo”.

Recordando que no es un problema exclusivo de las minorías o de los países en desarrollo, “nadie está a salvo. La emergencia climática afecta a todos, aunque sus efectos recaen con más fuerza sobre los más vulnerables”.

También destacó el papel que desempeña la Amazonía en este proceso: “No hay seguridad climática para el mundo sin una Amazonía protegida. No escatimaremos esfuerzos para lograr la deforestación y la degradación cero de nuestros biomas para 2030”.

Y afirmando que éste no será un papel exclusivo de Brasil, “estamos abiertos a la cooperación internacional para preservar nuestros biomas, ya sea en forma de inversión o de investigación científica”.

Su discurso concluyó con una expectativa de la esperanza necesaria para caminar de la mano: 

“Si podemos resumir en una sola palabra la contribución de Brasil en este momento, que esa palabra sea la que sostuvo al pueblo brasileño en los momentos más difíciles: Esperanza.

Esperanza combinada con una acción inmediata y decisiva, para el futuro del planeta y de la humanidad”.

Nosotros, como sociedad civil, nos alegramos del regreso de un presidente comprometido con los temas realmente relevantes para la humanidad, que se compromete abiertamente con los cambios necesarios y que, incluso antes de asumir su mandato, ya está dialogando con los grandes líderes mundiales. 

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