Todos los días el día de los bosques

Por: Joel Hérnan Gonzalez (Argentina)

Si bien el día 23 de marzo es la fecha seleccionada por la Asamblea General de Naciones Unidas para la conmemoración del día de los bosques, todos los días nos encontramos en una fecha adecuada para tomar conciencia sobre el rol que cumplen los ecosistemas boscosos.

El desafío es global, pero como latinoamericanos tenemos una doble responsabilidad. La región posee una riqueza forestal superlativa, no obstante según datos del informe del Estado de los Bosques de FAO publicado en el año 2016, Sudamérica pierde anualmente 4 millones de hectáreas boscosas (superficie comparable al tamaño de suiza), más que todas las otras regiones del mundo en su conjunto. Con esto último en mente, desde el presente artículo se busca recordar por qué la conservación de estos espacios debe ser un elemento central para las generaciones presentes y futuras.

Los bosques son el sostén de innumerables formas de vida, entre las que se encuentran especies de flora y fauna endémicas de altísimo valor de conservación. Muchas en peligro de extinción por la presión antropogénica.

De la conservación de los ecosistemas forestales dependen miles de comunidades nativas que hacen de los bosques su hábitat. Estas han desarrollado durante siglos cosmovisiones enriquecedoras y con una gran capacidad de empoderar nuestra vinculación con el medioambiente.

Las masas forestales son reservorio de Gases de Efecto Invernadero y cumplen un doble rol desde la óptica del cambio climático. Por un lado, funcionan como stock de GEI, absorbiendo durante su ciclo vital una gran cantidad de estos gases. Por otro lado, mediante los procesos de conversión antropogénicos (transformación de un bosque en una zona cultivable por ejemplo) se afecta seriamente el contenido de carbono acumulado, carbono que posteriormente es liberado a la atmósfera.

Además de los aspectos vinculados a la mitigación, los bosques son fundamentales para la adaptación. Permitir que los ecosistemas boscosos se desarrollen de forma robusta es central para transformar las sociedades y ciudades modernas en espacios más resilientes. Por poner un ejemplo podríamos decir que la cobertura boscosa es fundamental para evitar inundaciones o contaminación auditiva en las urbes modernas.

La mencionada resiliencia se vincula con un aspecto fundamental en el análisis de los ecosistemas boscosos. El hecho es que los mismos aportan servicios ecosistémicos fundamentales para la vida. Un aspecto no menor de la destrucción de las masas boscosas está dado por la pérdida y deterioro de estos servicios. Los mismos son de carácter tanto tangibles como intangibles, la calidad del aire o del agua, la absorción del agua de las lluvias así como la captura y almacenamiento de carbono, son tan solo alguno de los ejemplos de los amplios beneficios obtenidos de la naturaleza que hoy se encuentran comprometidos por la acción humana.

Los bosques son mucho más que un día, son una herramienta de conservación y de preservación de la vida. Es necesario redefinir nuestro vínculo con los bosques, porque la supervivencia de miles de especies de flora y fauna, entre las que se encuentra la nuestra, depende de ello. En este sentido es fundamental que todos los actores involucrados, ONG, comunidades científicas, organizaciones políticas y fundamentalmente los jóvenes nos comprometamos con la conservación de los bosques.

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