Los diferentes actores y actrices en la lucha climática

Una Conferencia de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático no consiste únicamente en que los principales líderes mundiales negocien alrededor de una mesa o en una sesión plenaria. La sociedad civil también está debatiendo el futuro del movimiento global y local por la justicia climática. Al fin y al cabo, no hay duda de la capacidad de movilización y presión política que posee hoy el movimiento climático.

Por Abel Rodrigues

Traducción: Mariano Figuera

En Glasgow ha comenzado la Conferencia de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático (COP26). Y en esta pequeña ciudad escocesa se debaten las políticas públicas que se adoptarán para luchar contra el reto de nuestra generación: la crisis climática. Al igual que el Protocolo de Montreal o el Acuerdo de París, se espera que de aquí surjan proyectos y soluciones para combatir eficazmente la emergencia climática. Pero fuera de la mesa de negociaciones de los grandes líderes mundiales, también están ocurriendo muchas cosas. 

No cabe duda de la capacidad de movilización y presión política que posee hoy el movimiento climático. Desde las ONG hasta los movimientos sociales, el movimiento climático tiene hoy muchas caras y tipos, desde la moderación hasta el radicalismo, desde el contacto con las instituciones hasta la llamada a la desobediencia civil. En Glasgow se reúnen todas estas caras y muchas otras, dos años después de la última COP. Aquí, los líderes mundiales discuten el futuro del Planeta, y la sociedad civil discute el futuro del movimiento por la justicia climática.

Mikaelle Farias, de João Pessoa, que forma parte de la delegación de Viernes por el Futuro de Brasil, aunque es reticente, espera que los líderes políticos muestren más ambición y apunten a acciones significativas contra la crisis climática. “Creo que para luchar contra una crisis hay que unirse con las instituciones, con las organizaciones no gubernamentales, con las organizaciones de los partidos, para presionar a los que están en el poder, porque son ellos los que tienen el poder de hacer algo”, dijo Mikaelle.  

Poco después de nuestra conversación, Mikaelle tuvo que apresurarse a recibir al Gobernador del Estado de São Paulo, João Dória, junto con la delegación de Viernes por el Futuro Brasil, para una conversación sobre educación climática. Mientras tanto, Paloma Costa, Asesora de Juventud del Secretario General de las Naciones Unidas, preparaba la llegada de otros seis jóvenes indígenas a la COP. Para Paloma, las instituciones oficiales son importantes en la lucha contra la crisis climática, y si hay críticas sobre sus estructuras, hay que hacer un cambio desde dentro.

Más tarde, y al margen de toda la pompa y seguridad de la COP, Marcelo Rocha, Director Ejecutivo del Instituto Ayika, preparaba acciones en las calles de Glasgow contra la inacción climática de los líderes mundiales. En opinión de Marcelo, las acciones de calle son complementarias a la COP, que funciona como un espacio de formación de líderes. 

Sobre la relación entre la institucionalidad y la lucha climática, Marcelo le da poca importancia a una eventual rivalidad, y reflexiona que la institucionalidad no es más que la búsqueda de creer en el propósito de las estructuras. Así, las instituciones no serían un fin, sino un eterno intento de mantener lo que se cree que es.

En los próximos días, el mundo observará de cerca las primeras señales de las negociaciones entre los líderes políticos, y la reacción de toda la sociedad civil que ve de primera mano cada paso de estas decisiones. Al fin y al cabo, esta es la COP decisiva, y el fracaso no debe ser una opción.

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