Los Climakers: un movimiento de agricultores global

Por Veronica Wrobel Traducción: Jhoanna Cifuentes, ClimaLab

“La comida es la base de nuestras vidas”. Así es como la conferencia “Una agenda climática impulsada por los agricultores” comenzó ayer en el marco de la COP24. La agenda dirigida por los agricultores, nació de una preocupación surgida una noche durante la Conferencia de cambio climático en Marrakech sobre cómo se abordaría la agricultura en el Acuerdo de París, donde los agricultores decidieron elaborar su propia agenda. La idea detrás de esta preocupación, era crear algo que nunca se había hecho antes y en una escala global, incluidos los intereses de los agricultores de todas las culturas. No iba a suceder por sí solo, ¡tenían que hacerlo! y así surgió la idea de “los Climakers”. No iba a ser una organización o un programa, sino un movimiento inclusivo y global, que integraría a todos los agricultores con sus manos en la tierra, independientemente del sexo, la edad y la nacionalidad.

La pregunta central en la que se enfoca la agenda es “¿qué pueden hacer los agricultores para adaptarse y mitigar el cambio climático y cómo deben hacerlo?”. En pocas palabras, los agricultores querían elaborar un plan que incluyera sus intereses, aspiraciones y amenazas, ya que son uno de los grupos más vulnerables a los cambios en el clima.

En este punto, el presidente de la Organización Panafricana de Agricultores destacó que las regiones africanas, las que menos contribuyen al cambio climático, son también las más afectadas, con inundaciones y sequías, que provocan la reducción de la disponibilidad de agua y la pérdida de diversidad en la agricultura. Esta es la razón por la que la agenda dirigida por los agricultores es necesaria para preservar los recursos naturales para la producción de alimentos: la única manera de mitigar el cambio climático es regenerar y reverdecer el mundo.

La agenda tiene el propósito de defender las voces desconocidas de los agricultores africanos, teniendo en cuenta lo que sucede en todos los niveles de la producción. Esto es lo que dijo el representante de los agricultores de Sudáfrica sobre esta “iniciativa tan emocionante”, que está involucrando a los agricultores que son la parte central del proceso para practicar la Agricultura Climáticamente Inteligente. Destacó el hecho de que todo esto debe ser un esfuerzo colectivo, donde la implementación a nivel nacional también lo aplique, y especialmente, los jóvenes agricultores: sin ellos “se estarían disparando a sí mismos”. Lo que hay que hacer, es transformar el sistema agrícola en conjunto y abrazar la idea “no es generar más verde por hacerlo, sino tener un impacto real”.

En colaboración con el Banco Mundial, también elaboraron la Guía de Agricultura Climáticamente Inteligente, una herramienta para transformar el sistema alimentario a través de una colaboración entre los propios agricultores y la comunidad científica, quienes proporcionarían las herramientas adecuadas y compartirían información sobre la manera más eficiente de implementar el proyecto.

Después de que los oradores terminaron sus intervenciones, la voz fue dada a la audiencia. En mi opinión, la pregunta más interesante y urgente fue sobre la distribución justa de lo que ya tenemos, ya que los expertos afirman que el mundo, a partir de hoy, se pueden alimentar a más de 12 mil millones de personas. De hecho, el 60% de la tierra cultivable mundial se utiliza para producir cultivos para la cría de animales y la producción de productos de origen animal, que representan solo el 2% del consumo mundial de proteínas. Dicho de otra manera, por cada kilogramo de carne necesitamos un aporte de 15 kilogramos de cultivo.

En este punto, ¿no debería toda la industria agrícola enfocarse más en la producción de proteínas de origen vegetal para el consumo humano, especialmente en los países occidentales y más ricos que se basan en una cultura de alto consumo de carne?. La respuesta del presidente de la Organización Mundial de la Agricultura es muy simple: si el mercado cambia, también cambiará la producción de alimentos, porque los agricultores producen lo que les genera un mayor ingreso, es decir, lo que el consumidor exige. La antigua y conocida ley de la economía, explica que la demanda es la que decide la oferta.

Ahora, el verdadero problema es: los responsables políticos y los productores pueden hacer su parte, pero si no cambiamos radicalmente nuestros hábitos cuando se trata de alimentos, prefiriendo una nutrición sostenible y respetuosa con el ambiente, el cambio no será lo suficientemente impactante para mitigar las problemáticas ambientales que hoy nos aquejan.

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