Deforestación: acercándose al punto de no retorno.

Por Luca Kosowski y Marta Benigni, Traducción Santiago Aldana Rivera

Hoy, hemos tratado de comprender más sobre el impacto del cambio climático en la deforestación y cómo las Contribuciones Nacionales Determinadas (NDC, sus siglas en inglés) establecidas en el Acuerdo de París pueden ayudar a proteger los derechos de los pueblos indígenas.

En primer lugar, un delegado de Rainforest Foundation Norway nos presentó los resultados de su último informe, enfocado a evaluar el papel de los bosques tropicales en la mitigación del cambio climático en seis países clave (Brasil, Indonesia, Perú, Colombia, República Democrática de Congo, Myanmar) y lo que significan los NDC de estos países para el futuro de estos bosques tropicales.

Dicho informe destaca que, los países tropicales necesitan reducir a la mitad la deforestación y la degradación de los bosques para 2030, si desean cumplir con el objetivo del Acuerdo de París de mantener el aumento de la temperatura mundial por debajo de 1,5° C. Además, la necesidad de dar un mayor reconocimiento a los derechos de los pueblos indígenas sobre sus tierras para evitar riesgos graves que vulneren su existencia diaria.

Sin embargo, cuando se trata de analizar los resultados reales, ninguno de los NDCs de estos países está en línea con el objetivo de limitar las emisiones de gases de efecto invernadero y la deforestación probablemente acelerará en países como Perú y República Democrática del Congo. La política ambiental de Indonesia, presentada por Anggalia Putri Permatasari, es la única que tiene un objetivo específico para la protección forestal. No obstante, el gobierno aún está asignando más fondos en pro de la deforestación que para la conservación efectiva de los bosques nacionales, normatividad caracterizada por la falta de transparencia y la corrupción.

Otro tema controvertido es que, en muchos casos, como en Myanmar, la preservación de los bosques restringe el derecho de las comunidades locales a utilizar sus recursos naturales. Y cuando estos derechos existen, en la mayoría de los casos son vagos y no son legalmente vinculantes, como señala Milena Bernal de la Asociación Ambiente y Sociedad de Colombia.

La visión más pesimista, sin embargo, ha sido expresada por Patricia Zupi, de la Rede de Cooperação Amazonica Brasil: después de la elección de Jair Bolsonaro en noviembre de este año, donde su país está experimentando un inmenso retroceso en el proceso de reforestación recién iniciado por el anterior gobierno. Desafortunadamente, en un nivel más general, no hay un plan concreto para abordar la deforestación y, si no se hace nada, la degradación de los bosques aumentará en varios países tropicales, que se encuentran entre las naciones más pobres del mundo.

Nuestra esperanza es que los negociadores aquí en la COP24 tomarán seriamente en consideración el problema de la deforestación y alcanzarán un acuerdo común sobre una solución más sostenible. Pero, sobre todo, esperamos que la COP24 cree conciencia sobre un problema que la mayoría de los ciudadanos comunes aún desconoce.

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