COP24: fomentar el activismo en tiempos difíciles

Por Igor Vieira / Engajamundo, socio de la Agencia Joven de Noticias, Traducción David Barreiro, (fotografía) Juan Domingues.

Además del frío, hay mucho más para sentir en Polonia. La primera semana de la COP24 ni siquiera terminó y ya hay una sensación de preocupación en todo el lugar. Cuando uno piensa en la Conferencia de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático, piensa en la reunión de muchas personas de todo el planeta. Y esto es exactamente lo que está sucediendo en Katowice este año.

Polonia utiliza fuentes de energía mixtas, siendo la principal el carbón. Después de todo, el país descansa sobre una mina gigante. El carbón se extrae, se vende, consumiéndose sin cesar. Por este motivo, muchos han expresado sus críticas sobre la opción de que Polonia sea la sede de la COP24, a pesar de que la República de Europa del Este ha sido la sede del evento durante los últimos diez años. De todos modos, el Estado anfitrión está obligado a alcanzar los objetivos establecidos por el Acuerdo de París: la Polonia dependiente del carbón se ve obligada, por lo tanto, a seguir el camino trazado por este acuerdo internacional.

Es casi imposible describir todo lo que sucede en la XIV Conferencia de las Partes sobre el Cambio Climático. Sin embargo, en el frenesí de las negociaciones de dos semanas de duración, una cosa es más perceptible que otras: el número de activistas que se han reunido en Katowice para hablar es enorme. Motivados por el impulso de que algo debe hacerse rápidamente, son muy cautelosos hasta el punto de que uno de ellos, incluso, nos dice que tengamos cuidado. Saben que en los últimos años Polonia ha reprimido a muchos movimientos sociales en apoyo de los derechos humanos.

Desde su elección, el gobierno polaco ha recortado los fondos otorgados a algunas organizaciones de la sociedad civil, recibiendo muchos comentarios negativos de la UE. Nunca más , una de estas organizaciones que lucha contra el racismo y la xenofobia, ha registrado un aumento en la tasa de delitos de odio desde que el gobierno actual asumió el poder. El presidente Andrzej Duda es miembro del partido Ley y Justicia y, entre sus primeras acciones como el máximo responsable de Polonia, ha despedido al Consejo contra el racismo. Amnistía Internacional y Human Rights Watch han informado que las instituciones polacas ignoran los problemas en torno a los cuales se fundan y trabajan los movimientos sociales.

Esta condición es compartida por los activistas brasileños. Brasil siempre fue considerado un país democrático donde la libertad de expresión es un derecho otorgado para todos. Pero entonces, ¿por qué es que, mientras lees estas palabras, es probable que un activista brasileño sea amenazado de muerte o asesinado? Debemos estar constantemente conscientes de esto, especialmente en una era en la que todo el mundo está sacudido por los extremismos.

Estamos en vísperas de una marcha por el clima. Es un evento que se lleva a cabo cada año durante la COP. Miles de personas inundarán las calles de Katowice para marchar contra el cambio climático y gritar a todo pulmón su desdén por la ineficacia de las políticas adoptadas por los 197 países de la COP. Exigirán que se tomen medidas efectivas rápidamente, porque saben que postergar significa perder la posibilidad de reducir las consecuencias del cambio climático.

Nos uniremos a ellos mañana, 8 de diciembre. Marcharemos por un país cuya historia está llena de persecuciones contra movimientos sociales, de uso abusivo de la fuerza contra quienes manifiestan su desacuerdo con el gobierno. Así ha funcionado recientemente Polonia: los movimientos sociales han sido silenciados para que no puedan protestar contra las instituciones. La marcha por el clima, por la paz y por el futuro de nuestras generaciones, y de los que están por venir, tendrá lugar en este escenario.

Este artículo fue escrito en una sala de conferencias de un centro de conferencias protegido por las fuerzas policiales, incluso por cuerpos especiales y francotiradores. Las mismas fuerzas que podrían usarse contra los activistas que participarán en la marcha, si sus acciones son consideradas ofensivas e inaceptables por el gobierno polaco. Sin embargo, también sabemos que la diplomacia debe ser el camino y que la violencia no debe ser la protagonista de nuestra manifestación.

Nuestra lucha contra el cambio climático necesita encontrar más partidarios, nuestro movimiento necesita conectarse con otros. Todos los activistas ambientales y sociales de todo el mundo deben estar alertas y preparados para prevalecer sobre el extremismo que los amenaza. Si no derrotamos a los que niegan el cambio climático, no tendremos una oportunidad contra la capital fósil. En Polonia hace mucho frío, pero nuestros corazones y mentes son volcánicos. Nuestra energía se renueva cada momento que pasa y su combustible es verde como la naturaleza que intentamos proteger. Seguiremos adelante, lograremos lo que anhelamos.

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