Migrar siendo joven en América Latina Parte 1: ¿Quiénes son las personas jóvenes migrantes?

Por: Paloma Carreño Acuña (México)

Cuando una persona joven migra no solo atraviesa fronteras, sino que también es atravesada por las diferentes definiciones de juventud en los países; con los estigmas, barreras y desigualdades que estas implican, adicionales a las que se han sostenido y reproducido para quienes migran.

La “juventud” no está homologada a un rango etario idéntico en todos los países, sino que cada uno define el propio y se encuentra determinada por el contexto social, étnico y cultural (1). En América Latina  existen múltiples instrumentos, nacionales e internacionales, que buscan distinguir entre infancia, adolescencia y juventud. Por ejemplo, la Convención de los Derechos del Niño (CDN) considera como niña/o a toda persona menor de 18 años, en México una persona es joven si tiene de 12 a 29 años, a diferencia de Guatemala donde la juventud va de los 15 a los 30 años.

Considerando esas variantes en el rango etario, así como los diferentes contextos que les rodean, es que al hablar de juventud hablamos de un sin fin de experiencias, realidades, problemáticas, necesidades, identidades, culturas, idiomas, nacionalidades, que también se ven reflejadas en el fenómeno de la migración. Reconociendo esa heterogeneidad es que ahora se nombra como juventudes, en plural.

Y si bien la juventud, a diferencia de otros factores identitarios, es transitoria. No significa que sea menos válida que otras etapas de la vida. Todas son transitorias y tienen efectos entre sí. A diferencia de definiciones pasadas, la juventud entendida en un marco de derechos humanos implica reconocer que las personas jóvenes son el presente, sujetos de derechos, actores clave del desarrollo, y que tienen autonomía progresiva (2).

Esto significa que todos sus derechos humanos deben ser reconocidos, respetados y garantizados, sin estar condicionados a su edad, que no son una población vulnerable, sino actores fundamentales para el desarrollo de los países, que la juventud no es una etapa de preparación para la vida adulta, sino una forma válida de ser persona hoy, que tienen la capacidad de decidir sobre sus planes de vida y asumir responsabilidades de forma gradual, por lo que la responsabilidad del estado, sociedad y familia es generar las condiciones necesarias para que puedan hacerlo (3).

Cuando una persona joven migra; es decir, que se traslada fuera de su lugar de residencia habitual, sea dentro de un país o a través de una frontera internacional, de manera temporal o permanente (4); no solo atraviesa fronteras territoriales, sino que también es personalmente atravesada por las diferentes definiciones de juventud en los países; con los estigmas, barreras y desigualdades que estas implican, adicionales a las que se han sostenido y reproducido por migrar.

En 2019 se registró que 1 de cada 30 personas en el mundo es migrante, equivalente a 272 millones. La edad promedio a nivel mundial es de 39 años, mientras que en América Latina y el Caribe es de 33.8, ocupando el segundo lugar entre las regiones con las/os migrantes más jóvenes (5).

Del total de migrantes en el mundo 14% tiene entre 0 y 19 años, es decir que en 2019 migraron 280 mil niñas, niños, adolescentes y jóvenes (NNAJ) conforme a los datos disponibles (6). Sin embargo, sabemos que son muchas más, porque la ausencia de un rango etario uniforme para definir la juventud a nivel regional hace que muchas otras personas jóvenes migrantes continúen sin ser contabilizadas, por ejemplo, aquellas que se borran en el umbral del 74% que tiene entre 20 y 64 años (7).

Esta invisibilización de las juventudes migrantes se da antes, durante y después de migrar. Y se hace evidente en situaciones muy concretas, por ejemplo, en la recopilación de datos en las fronteras durante los procesos de asilo y refugio, porque las definiciones y categorías utilizadas por los gobiernos varían, dificultando la identificación de este sector en los flujos migratorios (8).

En el corredor Sur-Norte, que va de Centroamérica hacia México y Estados Unidos, se ha identificado que las personas migrantes son mayoritariamente jóvenes, conforme el rango etario mexicano, el 70% tiene entre 15 y 29 años. Viendo solo a aquellas menores de 18, se documentó que conforman entre el 6 y el 7% de la migración anual en este corredor, salvo las personas menores de nacionalidad salvadoreña que ascienden al 9-10%.

Las personas jóvenes migrantes forman parte fundamental de las sociedades donde nacieron, donde residen y también de aquellas por las que transitan. Independientemente de su estatus migratorio (regular o irregular) deben ser sujetas de protección diferenciada bajo un esquema de corresponsabilidad global y deben poder participar en las decisiones que les involucran.

Próximamente: Parte 2: Por qué migran las personas jóvenes

Ilustración: Olga Guerra

Referencias

(1, 2, 3) Perspectiva de juventudes. (2020). Wikipedia.

(4) Glosario sobre migración. OIM. Disponible en: https://www.iom.int/es/terminos-fundamentales-sobre-migracion

(5, 6, 7, 8) Tendencias migratorias. Tendencias y gobernanza de la migración. OIM.

(9) Migración y Juventud. Protección a personas migrantes. OIM.

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