“La crisis del clima es una crisis de la educación”

las dos caras de la educación sobre y durante el cambio climático.

“No siempre el acceso a la educación está garantizado y casi siempre, con mayor frecuencia, está provocado por el cambio climático. Sin embargo, la educación climática representa, en sus diferentes formas, un poderoso medio que contribuye a la lucha contra el cambio climático: por eso es fundamental que se garantice este derecho. En definitiva, la crisis climática es una crisis de la educación.” 

Di Mayra Boscato

Traducción: Mariano Figuera

El Cuarto Objetivo de Desarrollo Sostenible que ha avanzado en las discusiones de todos los Estados Miembros de las Naciones Unidas se refiere a la educación. Se pretende garantizar una educación inclusiva y equitativa de calidad y promover oportunidades para todas las personas a lo largo de la vida. Por el momento, los esfuerzos realizados para lograr este resultado son todavía insuficientes y ello se debe a muchas razones. En particular, en los últimos años, el cambio climático ha afectado significativamente no sólo a la calidad de la educación, sino también a la posibilidad de acceder a ella. Se estima que la educación de más de 40 millones de niños al año está en riesgo debido a los fenómenos meteorológicos extremos que aumentan constantemente. Como afirmó el Ministro de Noruega, la educación es un derecho fundamental y es esencial que se pueda impartir, ya que está demostrado que los niños y las familias que reciben educación están mejor preparados para responder y recuperarse después de una crisis. 

Si, por un lado, el cambio climático repercute en la educación, por otro, sobre todo cuando se garantiza el acceso a la misma, la educación climática puede constituir un fuerte recurso para alcanzar los objetivos medioambientales.

Haldis Holst, Secretario General Adjunto de la Internacional de la Educación, está preocupado por la educación climática de niños/as. Es consciente de que niños/as y adolescentes participan en el cambio climático y les asusta porque no saben si tendrán la posibilidad de crear y desarrollar su propio futuro.

Cuando se habla de “educación climática”, es habitual pensar en ella como una asignatura independiente que se enseña y aprende en la escuela. En realidad es más que eso: la educación climática puede tener diferentes formas y matices. Algunos prefieren considerarla a través de un enfoque holístico: así, se educa a los alumnos para que sean críticos, seguros e independientes, no se les educa en materias individuales sino como personas, ciudadanos. Desde otro punto de vista, la educación climática también puede significar la creación de un mercado de consumo verde, en el que los niños se formen y preparen para los trabajos que encontrarán en el futuro y no para los que ya no existen. 

En algunas realidades, la educación climática se materializa en lo que se denomina “educación no formal”. Zubair Hossain, representante del Movimiento Scout de Bangladesh, afirma que esta forma de educación ayuda a la gente a aprender sobre el cambio climático fuera de las aulas enfrentándose a problemas reales. En otras palabras, aprender “haciendo” contribuye a resolver los problemas de la comunidad porque no todos los problemas se pueden determinar en un aula.

En más de 70 países y 56.000 escuelas de todo el mundo, el concepto de educación climática toma forma en la “Ecoescuela”. Este modelo de escuela anima a los jóvenes a comprometerse con su entorno dándoles la oportunidad de protegerlo activamente: empieza en el aula y se expande en la comunidad haciendo que la próxima generación participe en el aprendizaje basado en la acción. 

Si los niños y los jóvenes son el futuro, es importante que la educación sobre el clima llegue a todos. “Climate Fresk”, una asociación concienciada con la amenaza del cambio climático, pretende concientizar al máximo número de personas de todo el mundo sobre la ciencia del clima mediante material educativo y talleres. 

Está claro que la educación y el cambio climático están profundamente relacionados. Existen muchas formas de educación para enseñar y concientizar sobre el cambio climático. Aunque los niños no sean los responsables de la crisis climática, son ellos los que tendrán que afrontarla, por lo que es necesario proporcionarles las herramientas. A través de la educación climática, es posible luchar contra el cambio climático que es, entre otras cosas, una causa que impide a los niños tener acceso a la educación. En otras palabras, la crisis climática es la crisis de la educación.

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