Jóvenes activistas muestran el camino: de la resistencia al poder

¿Cómo desafían los jóvenes las estructuras de poder y crean comunidades? Un acto paralelo a la COP27 reunió a jóvenes activistas de distintos rincones del mundo para reflexionar sobre el significado del activismo y la resistencia.

Por: Jessica Cuel

Son las 06:30 pm en Sharm El-Sheikh, el final de un día repleto de reuniones y conferencias. Para que los ponentes y el público liberen las tensiones acumuladas durante el día, este evento comienza con una sesión de meditación. A continuación, Mikaela Loach, una activista británica-jamaicana encargada de moderar el encuentro, prepara el escenario del evento, entonando el lema icónico del movimiento juvenil por el clima: “¿Qué queremos? ¡Justicia climática! ¿Cuándo la queremos? ¡Ahora!”.  Sólo después de haber realizado estos pequeños pero significativos rituales, la energía es la adecuada para iniciar una conversación sobre el poder del activismo juvenil.

En primer lugar, los ponentes expresan su solidaridad con los activistas egipcios encarcelados, en particular con el egipcio-británico Alaa Abd-el-Fattah, actualmente en huelga de hambre, y piden al gobierno británico que actúe para liberarlo. A partir de ahí, la reunión aborda temas como la justicia climática, la resistencia y el poder de construir comunidades.

Para Re Cabrera, como mujer de color e indígena, la resistencia significa luchar contra el extractivismo, uniéndose a las mismas luchas con las comunidades locales en primera línea de la acción climática. De hecho, señala que dentro del movimiento juvenil por el clima, generalmente hay una falta de acción directa, y que, aunque las protestas son buenas para la visibilidad, no es suficiente. Se necesita una acción real, y esto requiere valor, ya que, lugares como México, donde sólo el año pasado fueron asesinados 54 activistas por los derechos de la tierra, son lugares peligrosos para dedicar la vida a defenderla.

En una Kenia asolada por la sequía, para Eric Njuguna, el significado mismo de la resistencia es la mera y obstinada existencia de comunidades locales que siguen luchando por su sustento. En 2020 inició una campaña para luchar contra el lobby estadounidense de los combustibles fósiles, que exporta residuos de plástico a Kenia a pesar de la prohibición del plástico en el país, calificando este fenómeno de “colonialismo de los residuos”. De hecho, continúa diciendo que “también algunas soluciones (a la crisis climática) son de naturaleza neocolonial”, refiriéndose a la financiación climática. En efecto, la financiación climática en forma de préstamos, en lugar de subvenciones, corre el riesgo de endeudar aún más a los países en desarrollo. En este sentido, Eric lucha por una justicia climática que tenga en cuenta la “justicia de la deuda”, y que combata la “conservación de las fortalezas” que puede provocar el desplazamiento de personas y comunidades que llevan siglos viviendo en armonía con la naturaleza, y que en realidad forman parte de los ecosistemas.

De hecho, los daños potenciales de la financiación del clima es un tema que surgió con fuerza de las voces de los jóvenes activistas. Ayisha Siddiqa, de un Pakistán asolado por las inundaciones, forma parte del grupo Polluters Out, que comenzó como una coalición dirigida por jóvenes comprometidos con la expulsión de la industria de los combustibles fósiles de todos los aspectos de nuestra sociedad” y acabó investigando los conflictos de intereses dentro de la CMNUCC, que son patrocinados por las mismas empresas que han causado la crisis climática.

Por último, los ponentes invitan a todas las personas que deseen emprender la lucha a conectarse con otras personas afines y a crear comunidades de intercambio y amor. En efecto, citando a la activista filipina Mitzi Jonelle Tan, los defensores y defensoras del medio ambiente luchan porque aman a sus comunidades, su tierra y sus océanos. Además, el cambio no se produce de la noche a la mañana, y es un proceso lento, que requiere dedicación y paciencia, y que empieza por escuchar a las personas más marginadas. Esto parece estar en contradicción con la acción urgente que requiere la lucha contra el cambio climático, pero aunque será difícil, Mitzi sigue diciendo que “no tenemos tiempo, la crisis está aquí, sé que será una larga lucha, y el sistema no cambia fácilmente, pero sé que sucederá”.

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