Entonces… ¿Qué pretende usted de mí? (O cómo la Escucha Activa me ayudó a superar el duelo de alguien)

Por: Paula Manoni

La flamante actriz Isabel “Coca” Sarli dijo una vez -o se supone que dijo- en la película de 1968 “Carne” –“¿Qué pretende usted de mí?” al hombre que la secuestró. Eso es fuerte. 

Y aunque afortunadamente no soy Coca Sarli -y afortunadamente tampoco me secuestraron jamás en mi vida-, aún hay algunas situaciones comunes donde me sigo haciendo la misma pregunta:

“¿Qué pretende usted de mí?”

De hecho, nunca supe lidiar correctamente con situaciones de la vida cotidiana como, por ejemplo, qué hacer cuando la gente me canta el Feliz Cumpleaños (qué momento más incómodo, por cierto), o cómo hacer para no reírme cuando alguien se cae al piso. Sin embargo, el peor escenario para mí es qué decir cuando alguien me dice que perdió a un ser querido.

Definitivamente éste es para mí, el momento más incómodo que suelo pasar; aún cuando se trate de un amigo cercano. Es que, simplemente NO SÉ QUÉ DECIR. Es entonces cuando me empiezo a preguntar “¿Acaso no tengo empatía? ¿Qué debería decir ahora? Esto que estoy diciendo ¿Tiene algún significado para él o ella?” Son muchas las frases que se me vienen a la cabeza, pero todas, absolutamente todas, me parece que no son realmente útiles, o simplemente no las siento reales. 

Mi primera reacción es “oh, qué pena” (pero…claro que es una pena), o “¡Oh! ¿De verdad? Pero ¿Solía fumar seguido?” (sí, genial. No sólo está muerto -y vas a tener que lidiar con eso-, sino también es su culpa) o la clásica “Realmente lo siento” (¿pero…realmente lo siento? O sea, sí, pero yo no perdí a nadie; vos lo hiciste y vas a tener que lidiar con ese dolor y eso apesta, pero no puedo decir eso. ¿O sí?). En fin, nada realmente encajaba para mí, de manera que empecé a buscar (porque traga, antes que nada) y encontré un muy interesante artículo de David Pogue, que salió en el New York Times, titulado de manera muy apropiada a esta situación en particular “¿Qué decirle (y qué no) a alguien que vive un duelo?”.

En este artículo, Pogue sugiere unas reglas que me podrían ser de gran ayuda a la hora de saber cómo reaccionar al duelo de alguien. Lo que sucedió es que, mientras leía, no podía dejar de pensar lo que realmente David Pogue estaba haciendo: estaba escribiendo sobre la Escucha Activa.

La primera regla para Pogue era “NADIE habla sobre la pérdida de alguien” (no, mentira), en verdad era “No se trata de ti”. Cuando alguien pierde un ser querido, tendemos a empatizar hablando sobre nuestras propias pérdidas y es exactamente lo que NO DEBEMOS HACER. 

Eso me sonaba muy familiar. Era claro, se trataba de la primera regla de la Escucha Activa “No interrumpir”. Sí, es así, hay que dejar al otro hablar, que libere su dolor, que cuente lo que está pasando por su cabeza y su corazón porque simplemente no se trata de nosotros. Sólo después que se haya abierto y pueda confiar en nosotros, ¿cómo evitar que vuelva a cerrarse? Bueno, regla número 2 de la Escucha Activa “no contradecir” y la 3, “no incriminar”

¿Alguna vez te diste cuenta de que alguien no extrañaba realmente a un ser querido hasta que ya no está con él/ella? Me recuerda mucho a ese dicho “Nunca sabes lo que tienes hasta que lo pierdes”, que siempre pienso que debería ser “Nunca sientes lo que tienes hasta que lo pierdes”. En fin, ese momento es cuando me vino a la cabeza esa tercera regla “no incriminar”, que es el mismo momento donde me surge la pregunta de “¿realmente querías a esa persona cuando estaba viva? Si fue así, ¿por qué no le apreciaste cuando tuviste la oportunidad?”. Sí, lo sé, es un pensamiento muy duro, merecedor del infierno. Sin embargo, es en ese momento donde recuerdo que estoy haciendo Escucha Activa y que NO es mi momento para hablar, y que no debo hacer preguntas incriminatorias tampoco (aunque las piense). Lo cierto es que a nadie le gusta sentirse incriminado por lo que le pasa cuando pierde a alguien (sí, lo sé, descubrí la pólvora. Enhorabuena por mí) y tampoco gano nada acusando a la otra persona por no haber apreciado a alguien cuando tuvo la oportunidad. 

Entonces, ahí estaba la Coca diciendo otra vez “¿Qué pretende usted de mí?”. “¿Qué debería decir? Acaso lo que me dice ¿son puras palabras o realmente se siente así?”. Tantas preguntas vienen a mi cabeza y la que reina termina siendo “¿Cómo demonios debería saber manejar esta situación?”. Realmente, no lo sé, porque simplemente no sé lo que la otra persona siente en ese momento, entonces lo único que puedo decir es “lo entiendo” o “no te preocupes, todo va a estar bien” o “puedo imaginarlo”. Y eso es simplemente más poderoso que un “¡Oh, vamos! No pierdas tu tiempo llorando. La vida sigue”.

Siguiendo a David Pogue, pensar así (o decir algo así) no es correcto porque “debes dejar que la gente sienta lo que quieran sentir”. Y si uno se pone a pensar en eso, tiene mucho sentido. Cuando aprendí Escucha Activa, aprendí a su vez que puedo no estar de acuerdo con la otra persona, sino que debo comprender lo que trata de decirme con sus palabras.

Finalmente, comprendí que, cuando alguien pierde a un ser querido, no puedo arreglarlo. No, no puedo. No puedo traerlo a la vida otra vez, tampoco puedo volver el tiempo atrás. Es allí cuando comprendí la última regla de la Escucha Activa: “No trates de resolver el problema” (no al menos mientras estás haciendo escucha activa). En vez de tratar de dar una solución, lo que debes hacer es simplemente escuchar de forma activa y cuando realmente logras hacerlo, puedes entender que no hay nada que tú debas arreglar, que simplemente estás siendo el oído del otro por un rato hasta que pueda decirte lo que realmente necesite.

Entonces, ¿qué es lo que realmente necesita? Bueno, simplemente necesita de tu ESCUCHA ACTIVA.

Leave a Reply

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *