Brasil, amenazas al medio ambiente por parte del gobierno

Igor Vieira, de la organización Engajamundo, durante su intervención en el tercer día de la Conferencia de Cambio Climático de ONU (COP25) en Madrid. Traducción: Florencia Linarez

Soy del noreste de Brasil, la región más vulnerable a los impactos de la crisis climática. El año pasado, en la COP 24, comencé a contar una historia sobre cómo necesitábamos cambiar el sistema para combatir esta crisis y hoy, en exclusiva, les traigo una continuación.

Este año, Brasil ha cambiado mucho: más ambientalistas fueron amenazados, más políticas ambientales públicas fueron desmanteladas y, como si ya no estuviéramos en una mala situación, la presión de los agronegocios en nuestros bosques solo ha aumentado. En las tierras indígenas, la deforestación ilegal aumentó en un 74%, la mayor parte ocurrió en el estado de Pará, alcanzando la tasa de deforestación más alta en los últimos 11 años.

En este escenario, las personas más pobres y las poblaciones vulnerables de Brasil se están adaptando lo mejor que pueden en la lucha contra los impactos de la crisis climática. Esto es el resultado de acciones de grandes contaminadores y grandes empresas que no escuchan ni tienen en cuenta a las poblaciones tradicionales. Ya no necesitamos incrementar los monocultivos, la minería ni la deforestación. Un buen bosque, es un bosque en pie, y las soluciones basadas en la naturaleza pueden transformar la economía de todas las naciones.

Ya es hora de que detengamos esta situación. Vivimos atrapados en un modelo de desarrollo que ignora la existencia de aquellos cuyas vidas están marcadas por sus tierras. Vivimos tan apegados y dependientes de un modelo de desarrollo anticuado, que todavía estamos atrapados a los combustibles fósiles, debido a la presión de las grandes corporaciones de que han llegado un nuevo capítulo de nuestra historia.

En mi ciudad, en los últimos tres meses, el aceite tóxico que se filtró, nadie sabe de dónde, ha devastado la vida animal, la calidad del agua, la biodiversidad y más de 10,000 familias de pescadores que viven junto al océano. El petróleo ha sido limpiado de nuestras playas por trabajo voluntario, todavía hay personas que lo hacen allí todos los días. Yo fui uno de estos voluntarios. Tuve que dejar de trabajar porque tuve una reacción alérgica a la exposición al material: dolores de cabeza y vómitos. Numerosos jóvenes ingresaron a la sala de emergencias con síntomas causados ​​por la exposición al material. Esto fue solo en mi estado, otros 7 están sufriendo con esto. ¿Y el gobierno? Bueno, el gobierno solo nos vio hacer su trabajo.

Ya no podemos permitir que situaciones como estas sigan sucediendo. Es por eso que, necesitamos hacer la transición a un modelo de desarrollo que tenga en cuenta la vida de los más vulnerables y, sobre todo, que garantice la financiación climática para proyectos con soluciones basadas en la naturaleza. Es hora de hacer que los grandes contaminadores paguen, estoy harto de ver que grandes corporaciones destruyan nuestro futuro y que las partes lo ignoren en la COP. Estamos juntos en esto y no descansaremos hasta lograr la justicia climática.

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